Sacrificados. Es la palabra favorita de los tradicionales políticos criollos para tratar de explicar sus novatadas y torpezas políticas. A lo largo de mi carrera periodística —tanto en medios de comunicación y en divulgaciones de instituciones públicas—, he escuchado de manera recurrente este término.
“¿Vos creés que nosotros queremos estar en el Gobierno? Para nosotros es un sacrificio estar en el Gobierno”, me dijo en una ocasión una persona que estaba en la cima del poder de este país. Otros dicen: “En la empresa privada gano más, aquí estoy sacrificándome por la patria”.
En los medios de comunicación también lo escuchamos con regularidad.
Recuerdo al maestro Emilio Álvarez Montalván, con quien tuve el placer de trabajar. Cuando almorzábamos juntos y abordábamos diversos temas de interés nacional, una vez salió el tema de los sacrificados. “La mayoría de esos políticos son falsos y mentirosos. Están en la política para vivir de ella, es su modus vivendi, porque en el sector privado no tienen éxito”, comentó con mucho acierto el maestro.
En los últimos días los denominados opositores han cometido varios sacrificios en la Asamblea Nacional. Por ejemplo, ¿cómo explicar que los diputados del Partido Liberal Independiente (PLI) votaron de forma unánime con los sandinistas para reelegir a la misma junta directiva presidida por el titular René Núñez Téllez?
A estos opositores se les olvidó que Núñez Téllez fue quien impulsó y se encargó que el parlamento aprobara en tiempo récord la onerosa Ley 840 que le otorgó la soberanía nacional al chino Wang Jing con la construcción del Canal Interoceánico.
El PLI también votó de manera unánime por Wilfredo Navarro Moreira para ocupar otra vez la tercera secretaría. Navarro presidió recientemente una Comisión Especial para desaforar a dos diputados del PLI. De igual manera, se les olvidó que los sandinistas aprobaron la Ley de Seguridad Soberana, que según expertos en este tema, revive el rol de la Dirección General de Seguridad del Estado de los años ochenta.
A cambio de estos sacrificios, los denominados opositores obtuvieron el cargo de segunda vicepresidenta para María Eugenia Sequeira, a quien le tienen engavetada una iniciativa de ley que propone declarar el gallo pinto, el rondón, el nacatamal y el pinol como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación. Con tan poco se conforma la desprestigiada clase política.
Todas las encuestas rechazan a estos políticos sacrificados. Son incomprendidos por la mayoría del pueblo nicaragüense porque no tienen propuestas ni estrategias para enfrentar al gobierno. Son tan pobres de ideas, que ante el éxito mediático de un grupo de jóvenes de la sociedad civil que protestaban semanalmente frente del poder electoral exigiendo transparencia en las futuras elecciones, los desplazaron y se apoderaron de dicha protestas. Igual que hicieron con el PLI de Virgilio Godoy, para dividirlo en cuatro facciones.
Como dice el escritor Mario Vargas Llosa, la política saca a flote lo peor del ser humano. De estos políticos sacrificados e incomprendidos, recuerdo que a pesar que acusaron al poder electoral de fraude, fueron a recibir bien vestidos su credenciales que los acreditaban como diputados de parte del titular del Consejo Supremo Electoral, Roberto Rivas, a quien ellos acusaron de “corrupto” promotor de dicho fraude.
¿Qué mensaje envían estos políticos sacrificados e incomprendidos a la sociedad nicaragüense y particularmente a los campesinos que espontáneamente se han organizado para protestar al Gobierno por verse afectados por la construcción del Canal? ¿Valdrá la pena ir a unas elecciones en noviembre con esta oposición y para colmo divididos?
Jacques Benigne Bossuet, clérigo católico y escritor francés, dijo que la política es un arte de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir. Espero que surjan caras nuevas con propuestas para servir al país y que se aparten los políticos sacrificados e incomprendidos.
El autor es Periodista