Los primeros años de vida, de un pequeño, son importantes para desarrollar conocimientos que van hacer permanentes en su vida, sobre todo en un mundo como el de hoy que necesita de individuos que lean, hablen, escriban y procesen diferentes tipos de información de una manera global.
Especialistas indican que desde los 8 meses de vida un niño es capaz de captar los fonemas de un idioma extranjero. Al iniciar desde una etapa muy temprana el aprendizaje de un nuevo idioma los niños tienen la capacidad de interiorizarlo de forma natural.
“No importa si el niño no puede hablar, ya que se dice que ha adquirido el lenguaje cuando comprende lo que estamos diciendo en el otro idioma, aunque el niño no lea ni hable comienza a identificar palabras, ya sabe conceptos en el otro idioma, significa que está adquiriendo el idioma de forma adecuada”, explica María José Rivera, psicóloga del preescolar Home Sweet Home.
Para los niños pequeños se trabaja con imágenes, comandos e instrucciones para que él pueda comprender el nuevo idioma. A partir del nacimiento el cerebro de los niños es como una esponja, es decir que capta de manera más rápida lo que pasa a su alrededor.
La educación bilingüe además de mejorar la comunicación con personas de otras nacionalidades, también enriquece la educación, estimula el desarrollo intelectual, hace que los niños sean más investigativos, tiene acceso a más fuentes de información y un mayor desarrollo de vocabulario.
“Se dice que si lo que se quiere es que un niño sea políglota, la edad precisa es en la primera infancia, es decir que entre los 2 y los 6 años el niño puede aprender muchos más idiomas”, explica la psicóloga.