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Nasere Habed López

Educación secundaria y universidad

Históricamente hemos incurrido en el error de creer que el fin de los estudios de secundaria, es preparar al estudiante para ingresar a la universidad y adquirir, con el tiempo, un título profesional.
Nos hemos olvidado que el fin de la educación es preparar para la vida, no solo para la vida universitaria. “La educación, —como establece la Constitución Política de Nicaragua—, tiene como objetivo la formación plena e integral del nicaragüense; dotarlo de la conciencia crítica y humanista; desarrollar su personalidad y su sentido de dignidad y capacitarlo para asumir las tareas de interés común que demanda el progreso de la nación” (art. 116 Cn).

Realizar el objetivo de desarrollo pleno e integral de la personalidad es muy importante para el subsistema de educación secundaria, porque a este nivel le corresponde la responsabilidad de educar al estudiante que vive una etapa crítica del desarrollo humano, como es la etapa de la adolescencia.

La adolescencia es un periodo de transición entre la niñez y la edad adulta (11 a 17 años aproximadamente). Se inicia con la maduración sexual y concluye con el desarrollo de las características de una personalidad madura. La psicología del adolescente se mueve desde el deseo de ser protegido como niño, al deseo de ser tratado como adulto. El término adolescencia proviene del latín, del verbo “a dolescere” que tiene dos significados: crecer y padecer. Ambos significados caracterizan a la adolescencia. Es un periodo de rápido crecimiento físico e intelectual; y es un periodo de padecimiento, de ansiedad, inseguridad, retraimiento, susceptibilidad, irritabilidad, variaciones de humor, que generalmente sufre el adolescente, como consecuencia de los profundos cambios orgánicos que ocurren en esta etapa de la vida.

La descripción de los cambios biológicos que se dan en la adolescencia, vienen desde muy antiguo, Aristóteles, hace 2,350 años expresa: “Cuanto tiene dos veces siete años el varón, en numerosos casos comienza a secretar semen y al mismo tiempo aparece el vello sobre el pubis. Hacia la misma época comienza a modificarse la voz, que se vuelve más ruda y desigual, ni aguda como antes, ni profunda como después”. Piensa que estos cambios corresponden a cierta actividad de los testículos, ya que no se producen en un joven castrado. Con respecto a la pubertad femenina, expone, “a la misma edad crecen los senos y comienza a fluir la sangre menstrual…, igualmente la voz se torna más profunda”. En relación con los cambios psicológicos, que acompañan a estos fenómenos fisiológicos, nos dice que deben cuidarse las niñas de estad edad, a causa del desarrollo de sus tendencias sociales. Nos habla también del apasionamiento, la irritabilidad, la credulidad y la falta de deseo de lucro del adolescente, que se explica, según él, más por la falta de experiencia que por su constitución física.

En el periodo de la adolescencia, más que en cualquier otra etapa de la vida, el estudiante requiere orientación y apoyo que le permita desarrollar lo mejor de sí mismo, como individuo y como miembro de la sociedad. La educación secundaria no puede limitarse a la enseñanza de asignaturas y habilidades que le permitan al bachiller acceder a la universidad. El fin va más allá. Persigue la formación integral de la personalidad en los términos que establece la Constitución Política de Nicaragua. Desde esta perspectiva, entre los desafíos que debe enfrentar la educación secundaria, podríamos incluir los siguientes:

-Dotar al adolescente de conciencia crítica y humanista, que le permita integrarse constructivamente al mundo social.
-Fortalecer la autoestima y seguridad en sí mismo del adolescente y lograr que asuma el máximo de responsabilidad en su propio desarrollo, como persona y como miembro de la comunidad.
-Fomentar el conocimiento y observancia del derecho de la mujer a una vida libre de violencia, en cualquiera de sus formas; y a la plena igualdad de derechos con el hombre, en todas las esferas de la vida.
-Proporcionar al adolescente una orientación hacia la vida familiar, que le permita desempeñarse como buena madre o padre de familia.
-Lograr que el adolescente realice una elección profesional que le ofrezca las mejores posibilidades de éxito y satisfacción personal.

El autor es psicólogo, Doctor Honoris Causa de la UNAN-Managua y Orden Mariano Fiallos Gil, del Consejo Nacional de Universidades.

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