“Ya no aguanto mis manos del dolor en eso de andar acarreando el agua para tener un poquito que nos resuelva lo básico con nuestra casa”, dijo suplicante Santos Segunda López Sevilla, una de las casi quinientas personas del barrio Roberto Gómez, al sureste de la ciudad de Ocotal, que tienen más de tres años de no tener una sola gota de agua en sus grifos.
La historia se remonta a octubre de 1998, cuando el huracán Mitch desbarató la red de abastecimiento de agua potable de la ciudad de Ocotal. “Estas familias esperaron que todo el sistema se restableciera y al paso de algunos años volvieron a tener agua en pocas cantidades, pero la teníamos”, recordó doña Santos.
Rehabilitar la tubería de otros sectores del mismo barrio fue causa detonante para que ese sector del sureste del barrio Roberto Gómez se quedara nuevamente sin agua. De eso ya casi tres años, promesas tras promesas de proyectos que presuntamente resolverían el problema ya llevó al extremo del cansancio y la impaciencia.
Mujeres y jóvenes se aglomeran alrededor de la cisterna (que se abastece de la planta potabilizadora del agua administrada por Enacal) que llega tres veces a la semana a llevarles agua. Procuran, de bidón en bidón, llenar de uno a dos barriles para suplir todas las necesidades básicas de un hogar.
Muchas veces estas familias tienen que recurrir a la débil corriente del río Dipilto, que pasa el costado este del barrio, pero generalmente “esa agua viene revuelta, sucia y no sirve para lavar las mantillas de los recién nacidos”, insistió doña Santos López.
Tanto ella como algunas de sus vecinas manifiestan que ellas iban al día con sus recibos, pero al ver que no les estaba llegando agua consideraron injusto continuar pagando algo que no recibían.
Sin embargo, Norberto Fajardo, gerente de Enacal en Nueva Segovia, informó recientemente en medios de comunicación local que esperaban el traspaso legal del terreno donde se encuentra la pila, propiedad del INTA, porque de lo contrario están limitados a realizar cualquier inversión o hacer uso de la misma.
A PUNTA DE ENGAÑOS
Oscar Urcuyo, otro vecino de la zona sureste del barrio Roberto Gómez, recordó con mucho desencanto e indignación el acto de inauguración en febrero del 2015 del proyecto de rehabilitación de una pila para almacenamiento de agua, donde la Alcaldía invirtió 140,933 córdobas y que presuntamente resolvería el problema de abastecimiento en ese sector, pero al parecer “todo ha sido un engaño”, dijo.
Don Oscar opina que Enacal tiene toda la razón al manifestar que los pobladores de la zona tienen una gigantesca mora que se niegan a pagar, “pero algo hay que hacer y sabemos que el Gobierno ha anunciado proyectos, pero aquí no los ejecutan porque no les conviene presentar en quiebra a Enacal”.
Un conato de incendio en la casita de una señora, el sábado, tuvimos que apagarlo con las aguas sucias de los lavanderos, aquí estamos manos arriba (por la falta de agua potable)”.
Oscar Urcuyo, del barrio Roberto Gómez.