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A cuidar a los burros de Somoto

Jiménez Cruz se enorgullece todos los años de montar un burro en los desfiles hípicos y en la actualidad se estima que hay un poco menos de 1,500 burritos en todo el municipio de Somoto, cabecera del departamento de Madriz.

El reconocido productor somoteño Sixto Jiménez Cruz ha contado toda su vida con una buena cantidad de burritos que cuida con mucho cariño en su finca, porque considera que estos pequeños animales ayudan mucho al trabajo cotidiano, como jalar leña en aparejos, pichingas conteniendo agua o leche y transportar por lugares muy sinuosos cargas de café, maíz o frijoles. “Yo tengo en mi finca varios burritos que cuido porque son una parte esencial en las tareas diarias en el campo”, señaló.

Jiménez Cruz se enorgullece todos los años de montar un burro en los desfiles hípicos y en la actualidad se estima que hay un poco menos de 1,500 burritos en todo el municipio de Somoto, cabecera del departamento de Madriz.

Noel Garache, Alex Herrera (residente en Estados Unidos), Valesa Bertrand, Marvin Caldera Dávila y el profesor Eddy Barreda, entre otros, decidieron unirse para conformar lo que han denominado “El Rescate de los Burritos Somoteños” al darse cuenta de que estos pequeños cuadrúpedos estaban desapareciendo de muchas comunidades del municipio de Somoto, pues eran comercializados para ser llevados a otras regiones del país.

El año pasado el grupo organizó dos exposiciones fotográficas en el parque central de la ciudad de Somoto, con más de 700 fotos de aficionados que concursaron por premios. El objetivo principal eran los burritos. También promovieron concursos de dibujo y pintura, con la niñez de centros escolares, y concursos de poesía, la composición de una canción, un festival musical y una hípica de burritos.

El profesor Eddy Barreda, funcionario del Palacio de Cultura Ana Urchueguía, de la ciudad de Somoto, dijo que las autoridades del Ministerio Agropecuario y Forestal (Magfor) de Madriz trabajan en la realización de un diagnóstico para conocer la situación actual de los burritos.

“También hay un grupo de médicos veterinarios de una universidad que realizan visitas a las comunidades del campo para llevar atención a estos animales que todavía quedan en estas zonas”, dijo.

El profesor Barreda añadió que han contado con el apoyo de las autoridades de la Alcaldía de Somoto, que a través del Concejo Municipal emitieron el año pasado una ordenanza que decreta el primer sábado de julio, de cada año, el día de los burritos, para crear conciencia de la necesidad de protegerlos y conservarlos.

Somoto era llamada hace unos 12 años la “Ciudad de los Burros”, porque en ese tiempo estos animales abundaban deambulando por las calles, pero ahora han comenzado a desaparecer.

Don Juan Manuel Flores Iglesias, campesino de la comunidad somoteña de Icalupe, acostumbra desde hace más de 36 años ir tres veces a la ciudad de Somoto para vender leña que carga en sus tres pequeños burritos y dice que antes uno de estos animales se compraba en unos 500 córdobas “ahora un burrito pichón (joven) cuesta entre 5,000 y 7,000 córdobas, si es que hay alguien que lo quiera vender”.

Mientras que don Felipe José Sánchez Flores, de la comunidad somoteña de Las Germanías, tiene cinco burritos en su pequeña finca de cuatro manzanas. “Vea amigo, estos animalitos los cuido mucho porque ahora se hace difícil conseguir uno, porque ya están desapareciendo de algunas zonas y sin temor a equivocarme andan menos de mil por todo en el municipio”, dijo.

El historiador somoteño Armando Núñez asegura en sus escritos de la revista Musunce, que algo peculiar que tienen estos burritos es que cuando rebuznan están dando la hora. “Antes un campesino se guiaba por el rebuzno de un burro para cronometrar su tiempo”, dijo.

“Esta iniciativa del grupo de ciudadanos que se han juntado para promover el rescate de los burritos debe de ir acompañada del apoyo de la gente en no permitir que sean maltratados y darle protección. Porque tradicionalmente han servido en el campo para jalar leña, agua, pichingas con leche y para transportar mujeres embarazadas, ancianos o personas enfermas de comunidades lejanas”, comentó el doctor Rolando Bertrand, abogado de la ciudad de Somoto.

El profesor Ernesto Balladares Velázquez, reconocido maestro de educación de Somoto, fue quien ganó el primer lugar en el concurso de música promovido para proteger a estos animales.

“Decidí participar del primer festival de canto y música dedicado a los burritos somoteños, con el tema musical Aparejos y cojines de mi propia autoría, y gané el primer lugar, y lo hice porque la iniciativa busca el rescate de este animalito cuadrúpedo que históricamente ha sido un símbolo que identifica al municipio de Somoto”, agrega.

La artesanía de madera o barro con figuras de los burros somoteños es de gran atracción para los turistas nacionales y extranjeros. LA PRENSA/W. ARAGÓN
HASTA EN LAS IGLESIAS

Don Armando Núñez, reconocido historiador de Somoto, ha comentado en sus escritos de la revista Musunce que para el año 1945, en Somoto los burros no se vendían, sino que se regalaban y hasta los iban a botar en camionadas a San José de Cusmapa, Madriz, y a Mozonte, Nueva Segovia, “porque habían muchos y jodían demasiado en las calles”.

“Eh, los burros se reproducían libremente en las calles de Somoto, tanto que muchas veces se encontraban en las aceras de la iglesia católica, en el parque y en otros lugares públicos de la ciudad”, recordó. Comentó que para el 2000, la cantidad de burros empezó a disminuir ya que empezaban a llegar comerciantes y grandes finqueros para llevárselos en camiones a otros municipios productivos del país.

Samuel Balladares, del municipio de Totogalpa, tiene bien cuidados a dos burros. “Es que estos animalitos son muy seguros en los guindos, viera que un caballo por muy bueno que sea no le llega a los burritos”.

15de marzo de 2015 la municipalidad de Somoto emitió una ordenanza que prohíbe sacar burros del municipio de Somoto, además establece el primer sábado del mes de julio como su día. decretando su cuido, protección y conservación.

Hemos asumido la responsabilidad de trabajar porque a los burritos se les cuide con la atención periódica de un veterinario, se les brinde cariño, descanso y se les alimente, además que no se les maltrate con golpes ni mucho menos se les explote con el trabajo cotidiano”. Profesor Eddy Barreda, funcionario del Palacio de Cultura Ana Urchueguía.

Los dos concursos de fotografía realizados el año pasado  sobre los burritos somoteños contó con unos 800 participantes.  LA PRENSA/W. ARAGÓN

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