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Cristo Atado a la Columna, Talla en Madera Policromada ( anonimo Español 180 x 83 cms. Titulo de El dulce nombre de jesus ) esta Imagen fue costiada con Limosna en una colecta por devotaas granadinos y encargada a don Ramon de Espinola Cuidadano español en 1862 el señor Espinola trejo la Inagen de España y fue encargada hueca para que no pesara evitando peso por latraida ,( Esto sedio lugar a que algunos gente creyeran que el señor Espinola trajo adentro de ella un contrabando de joyas. a la imagen los granadinos le pusireron el nombre ” jesus el Yankee ” por la facciones que tenia hojos azules corpulento , estay es conocido por ese nobre: La Prensa / Rene Ortega.

La verdad duele

Jesús es criticado por su condición humilde, el hijo de José, el carpintero (Lc. 4,22), porque se aplicaba a sí mismo el texto de Isaías (Lc. 4,21), y no tuvo más remedio que decirles: “En verdad, en verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria” (Lc. 4,24). Y echarles en cara […]

Jesús es criticado por su condición humilde, el hijo de José, el carpintero (Lc. 4,22), porque se aplicaba a sí mismo el texto de Isaías (Lc. 4,21), y no tuvo más remedio que decirles: “En verdad, en verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria” (Lc. 4,24). Y echarles en cara su falta de fe creyendo que Dios era propiedad privada suya: “Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando… hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el Sirio” (Lc. 4,25-27).

Ciertamente que la verdad duele, nos duele a todos y le dolió a los asistentes de la sinagoga de Nazaret. Como se suele decir: “Di siempre la verdad y te odiarán”.

La verdad, muchas veces duele, y si a alguien duele de una manera especial, es a los poderes de este mundo, políticos, sociales o religiosos, porque temen perder su popularidad. A los poderosos les encanta la adulación y el incienso; pero les molestan los profetas, como Jesús. La verdad tiene dos sabores: uno dulce, para quien la dice, y otro amargo, para quien la oye”.

Por ello, al oír las palabras de Jesús, “todos los de la sinagoga se llenaron de ira y levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad y le llevaron a una altura escarpada del monte… para despeñarle” (Lc. 4,28-29). Pero, como decía santa Teresa de Jesús, “la verdad padece, pero no perece”.

Sacerdote Oscar Chavarría. LA PRENSA/Roberto Fonseca

Jesús, al confesar en la sinagoga de Nazaret que “en él se cumplen las Escrituras leídas de Isaías” (Lc. 4,21) y criticar la ceguera de quienes no quieren aceptar la verdad, provoca en los asistentes de la Sinagoga la reacción violenta que les lleva hasta el pretender quitarle la vida despeñándole (Lc. 4,29).

La historia de los poderes políticos, sociales y religiosos judíos se repitió una y otra vez y se sigue repitiendo hoy: se asesinaba a los profetas ayer y se siguen asesinando hoy, como Jesús mismo se lo echó en cara a los fariseos: “Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque edifican los sepulcros de los profetas y adornan los monumentos de los justos… Con lo cual atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas” (Mt. 23,29-31).

Así mismo Jesús se lo echará en cara a su pueblo con aquella dura parábola de los “viñadores asesinos” (Mt. 21,33-46). Al terminar la palabra, nos dice San Mateo que “los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que estaba refiriéndose a ellos. Y trataban de detenerle, pero tuvieron miedo a la gente porque le tenían por profeta” (Mt. 21,45-46).

A Jesús no le intentan matar por mentiroso, sino precisamente por la verdad que decía y no podía callarla, aunque su vida estuviese en peligro.

Jesús tuvo que ser consciente de que, al actuar y hablar de aquella manera, se estaba jugando la vida… Jesús era consciente del peligro que se le venía encima. Pero él no retrocede ni un paso. Ni acepta componendas o posturas oblicuas.

Jesús, no se deja agarrar por quienes querían despeñarle sino que “pasando por medio de ellos, se marchó” (Lc. 4,30). Jesús no busca la muerte; son los asesinos quienes pretenden matarle. Pero Jesús jamás traicionará a su Padre y seguirá cumpliendo con su misión, aunque peligre su vida.

Dios te bendiga y te guarde, te muestre su rostro y te conceda su favor.

Religión y Fe

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