La relación con nuestros/tus/mis hijos es uno de los grandes desafíos de la convivencia de las familias reconstituidas, explica la psicóloga Ángeles Sanz Yaque, y representan, según la antropóloga Ana María Rivas, uno de los mejores exponentes de las transformaciones que se están produciendo en los modos de configurar familias en las sociedades occidentales.
Sanz Yaque afirma que estas familias enfrentan importantes cambios en poco tiempo (nuevo hogar, zona residencia, diferencia de estatus económico…), pero además de eso se debe vivir con la responsabilidad de la crianza de los hijos.
Las investigaciones recientes sugieren que los niños de entre 10 y 14 años son los que pueden experimentar mayores dificultades a la hora de adaptarse a una familia reconstituida, con actitudes de rechazo y/o enfrentamiento hacia el nuevo progenitor, porque se trata de una edad en la que están formando sus propias identidades.
Los niños más pequeños (de menos de 10 años) suelen aceptar más a un nuevo adulto en la familia, sobre todo si su influencia es positiva, pero esta actitud, advierte Sanz, puede cambiar a medida que van creciendo, y pueden aparecer situaciones de celos entre los hermanastros.
RELACIÓN
Los padrastros o madrastras deben establecer primero una relación con los niños, que se parezca más a la de un amigo o consejero de campamento, en lugar de parecer alguien que impone la disciplina. Las parejas también pueden acordar que el padre que tiene la custodia es el principal responsable del control y disciplina de los niños hasta que el padrastro o madrastra y los niños establezcan un vínculo sólido.