El cantante David Bowie ha legado su fortuna, cifrada en unos 100 millones de dólares, a su mujer, sus hijos y algunos allegados, y ha mostrado el deseo de que sus cenizas sean esparcidas en Bali, siguiendo los ritos budistas.
Así lo especifica el testamento del músico, fallecido a causa de un cáncer el pasado 10 de enero, a la edad de 69 años, y que fue leído el viernes 29 de enero en una corte de Nueva York, informan medios locales estadounidenses.
“Ordeno que mis albaceas hagan que mis restos sean trasladados a la isla de Bali (Indonesia) para ser incinerados allí conforme a los ritos budistas”, escribió el cantante, que se había confesado seguidor de esta religión, según el medio estadounidense Page Six.
No obstante, el rey del “glam rock” señala que en el caso de que “no resulte práctico” el traslado de sus cenizas a Bali, estás pueden ser esparcidas en cualquier otro sitio, aunque siguiendo los rituales budistas.
En sus últimas voluntades, un documento de 20 páginas, firmado el pasado 25 de agosto de 2004, Bowie decidió repartir su fortuna entre su mujer, la modelo Iman, su dos hijos, Ducan Jones y Lexi Zahra Jones, un asistente personal y una exniñera.