Es difícil de juzgar lo que pasa por la mente de Randy Caballero quien pelea este viernes ante Rubén García. Probablemente esté con una motivación del tamaño del universo, esté pensativo en torno a cómo se verá en su retorno al cuadrilátero o simplemente tranquilo solo a la espera del día que le toque volver, después de año y medio en inactividad en los encordados.
Las palabras de su papá y entrenador Marcos Caballero, es el reflejo de lo que viven. “Queremos ganar, sacar la pelea porque mi hijo necesita ganar confianza nuevamente”, indicó, mientras esta vez ya tiene asegurado su nuevo peso desde el día sábado cuando detuvo la báscula en 122 libras, el cual es el peso pactado para el combate estelar de la noche en el Spring Fantasy Casino en Coachella, California.
La intriga del retorno de Caballero al ring surge porque fue un campeón sin suerte, le dieron las llaves del cielo pero no entró en la gloria, la sombra oscura de la mala suerte invadió su entorno durante el último año. “Sabemos que en 122 libras hay rivales más fuertes, pero mi hijo está apto, por eso es la importancia de este combate. Golden Boy nos ha brindado todo el apoyo y no decepcionaremos a nadie”, agregó su entrenador.
Con respecto al entrenamiento obtenido no hay objeciones. “Traje a un boxeador de México llamado Fernando Vargas como el excampeón y considero que ha sacado el máximo de Randy, en el gimnasio se vio bien, ahora solo falta que lo visto lo muestre el día del combate”, concluyó Marcos.