AUTOBOMBO
No es esta la primera vez, ni será la última, cuando alguien que manda cae en la tentación de nombrarse él mismo o a algunos de los suyos como los prohombres de la nación. Erigirse a sí mismos como la medida de todos nosotros. Así, algunos se mandan a hacer estatuas, otro se declaran héroes de batallas que nunca pelearon, o se erigen próceres de la Patria. Pura egolatría. Generalmente ese autobombo no sobrevive al propio mandato de quien hizo el ridículo estableciéndose a sí mismo como lo mejor que la sociedad ha dado. Hemos visto caer tantas estatuas que uno cree que ya aprendieron la lección.
CARDENAL OBANDO
El cardenal Obando podrá tener muchos méritos en su vida, pero no ha pasado ni la prueba del tiempo ni tiene el consenso histórico para declararlo prócer. No es este su momento. Y ojo, ni siquiera estoy entrado a discutir si lo merece o no, solo critico el procedimiento. El cardenal Obando, sin duda tiene sus luces, pero también sus sombras. Y puede ser que con el tiempo, desde la distancia que dan los años o los siglos, y conociendo cosas que ahora no sabemos, exista ese consenso que como nación debe existir para reconocer en el panteón de los grandes a uno de los suyos. Al contrario, el nombramiento se vuelve mezquino y se devalúa, cuando se hace porque quien manda es uno de los suyos o, peor aún, por una decisión política oportunista.
SOBERANÍA
Es cierto, Nicaragua como país soberano decide a quién deja entrar y a quién no a su territorio. Eso hace un país serio. Pero ese ingreso, en un país serio, se decide según una reglamentación que establece los requisitos que debe cumplir todo extranjero al entrar. No se puede decidir quién entra o a quién se rechaza, según el humor de alguien, o según le caiga bien o mal al gobernante y, mucho menos, el ingreso de alguien puede depender de si me gusta o no su forma de pensar. Nicaragua no es una finca privada de nadie. Daniel Ortega podrá impedir que ingrese al país alguien que legalmente cumple todos los requisitos, solo porque no le gusta. Pero eso en ningún caso es ejercicio de soberanía. Es solo abuso de poder. Y se empequeñece como gobierno con ello.
QUIÉN ES QUIÉN
Dime a quien recibes y a quién echas y te diré que gobierno eres. A Nicaragua han llegado delincuentes de la peor ralea. Y no es que entren escondidos, que eso se puede entender. No. Es que son recibidos con honores, se les entregan cédulas como nicaragüenses y, en ocasiones, se les da escolta y alojamiento a costa de nuestros recursos. En cambio, el gobierno ha mostrado particular ojeriza contra los defensores de derechos humanos y contra aquellos que hablan de democracia y elecciones libres. ¿No sienten que algo está al revés por acá?
¿Y EL CANAL?
¿Alguien sabe algo de un canal que se iba a construir en Nicaragua? Uno que decían que costaría unos 50 mil millones de dólares, qué daría empleo a un millón de nicaragüenses, que era como sacarse la lotería, que nos iba a catapultar de un solo al primer mundo. ¿Saben por dónde anda ese canal? Era un chino el que lo iba a construir. Wang Jing, se llamaba. ¿Se acuerdan? Había un señor que mucho hablaba de él… Telémaco, si, Télemaco se llamaba…
MEGAPROYECTOS
Más que sorprenderme de la capacidad que tiene este gobierno de inventarse proyectos faraónicos, mentiras fantasiosas, me sorprende la capacidad que tenemos nosotros de creérselas, o de al menos darles el beneficio de la duda. Ni siquiera son mentiras ingenuas. Son estafas. La refinería que nunca existirá. El puerto de aguas profundas. El satélite. El gran proyecto de riego. Solo por mencionar a algunos de los megaproyectos que cada cierto tiempo sueltan con desparpajo, los celebran, les sacan ganancias, los posponen y luego los echan al olvido, seguros de que este es un pueblo tan tonto que ni cuenta se dará que no cumplieron.