Viejas y nuevas lecciones se desprenden de la actual pandemia del virus zika, un flavivirus considerado por los expertos “cada vez más eficiente al infectar a los seres humanos”.
Hace 125 años el sabio cubano doctor Carlos
J. Finlay estableció que el mosquito llamado culex en ese tiempo, hoy Aedes aegipty, era el agente transmisor de la fiebre amarilla. Este díptero hematófago es un “lleva-y-trae” al picar a un enfermo extrayendo su cuota de sangre que necesita para vivir y los virus de una persona enferma y después una nueva cuota de sangre y depositando el virus en uno sano. La teoría comprobada en otras enfermedades de la trasmisión de las enfermedades es a través de vectores.
Cuando el virus penetra a nuestra sangre se disemina a través de todo el torrente llegando a todas partes de nuestro cuerpo. No es extraño entonces que en el 2011 se haya detectado en el semen, orina y otras partes del cuerpo.
Hasta un ochenta por ciento de los pacientes que son infestados por el virus zika no van a desarrollar síntomas. Sin embargo, son portadores del virus en su sangre y van a posibilitar que al ser picados por los mosquitos puedan surgir nuevos infectados. (Cadena epidemiológica). “Pequeños piquetes generan grandes problemas”, dice la OMS y 1.5 millones de personas afectadas por el virus en Brasil son muestra evidente.
El prestigioso Centro de control de las infecciones de los Estados Unidos (CDC de Atlanta) ha confirmado la existencia de un caso que adquiere el virus del zika a través de la actividad sexual. La vía perinatal (madre-placenta-embrión) es altamente sospechada por los cerca de cuatro mil casos de microcefalia en Brasil.
Al producirse la viremia o paso del virus a la sangre, donde de seguro se reproduce eficazmente, no tiene nada de raro que este aparezca a través de los líquidos corporales, como puede ser líquido seminal y secreciones vaginales y de genitales internos.
La fricción que se produce entre los genitales durante el coito produce soluciones de continuidad que posibilitan la entrada de los microorganismos de cualquier tipo y el posterior desarrollo de las infecciones de trasmisión sexual (ITS) , antiguamente llamadas enfermedades venéreas.
Cada año se producen por lo menos 448 millones de nuevas ITS curables, como gonorrea, sífilis, clamidias y trichomoniasis en personas sexualmente activas en edades de 15 a 49 años. El 80 por ciento de las infecciones por el VIH-sida se adquieren por vía sexual. Las llamadas prácticas de sexualidad de riesgo producen cada año 80 millones de embarazos no deseados.
El zika puede manifestarse de forma asintomática en una persona que ignora está padeciendo esta virosis. Sin embargo constituye peligro potencial de diseminación, hasta tanto no eliminemos la amenazante población de mosquitos que tiene nuestro país y nuestro continente.
Al igual que el sida, las hepatitis B y C, el herpes genital que no evidencian su presencia, el virus zika podrá adquirirse en un contacto sexual que no cuente con la debida protección de un preservativo de látex, cuyo humilde y valioso papel consiste en que ayuda al placer y da placer de cuidar nuestra salud y vida.
El autor es médico internista y farmacéutico.
[email protected]