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La Cruz llegó a albergar en su pico alto, a más de 4 mil migrantes cubanos a finales de año. Eso significó un reto y una enorme presión para este municipio de 7 mil habitantes, según el vicealcalde. LA PRENSA/J. BRAVO

¿Se acabó la luna de miel entre migrantes cubanos y autoridades ticas?

La relación entre los migrantes cubanos y las autoridades inmediatas en los albergues de este cantón fronterizo, no han sido las más óptimas en las últimas semanas. Las dos partes no siempre logran entenderse para conseguir una mejor convivencia en estos sitios

La relación entre los migrantes cubanos y las autoridades inmediatas en los albergues de este cantón fronterizo, no han sido las más óptimas en las últimas semanas. Las dos partes no siempre logran entenderse para conseguir una mejor convivencia en estos sitios.

Los últimos controles policiales en el Liceo Nocturno de La Cruz, por ejemplo, que incluyen apagado de luces por parte de los oficiales dentro de salones de clases que hoy sirven de cuartos para grupos de más de 20 migrantes, a las 9 de la noche y no a las diez como era normal, alteraron más las fricciones.

La revisión ocular de la policía dentro de las aulas en busca de alimentos crudos que supuestamente los propios cocineros cubanos revendían en el pueblo; así como de fumadores que si eran sorprendidos los multaban con un monto aproximado de 80 dólares, según la ley; tensó más la relación maltrecha por el crecido descontentos de quienes siguen varados sin poder viajar y la emprenden exclusivamente contra Casta Rica.

La noche del sábado 30 de enero la policía de este albergue decomisó más de 20 cajas de cigarrillos que un migrante vendía de modo ilícito dentro del albergue, con la finalidad de reunir dinero suficiente para poder continuar su viaje a Estados Unidos, una vez que le toque su lugar dentro del plan regional que les permite una salida desde Costa Rica a México.

Lea: Parte segundo grupo de cubanos varados en Costa Rica hacia EE.UU.

“Me lo habían permitido al no decirme nada durante 21 días, es más, los mismos funcionarios del albergue me compraban cigarrillos, y de repente me hicieron el decomiso”, comentó Esdrey Roura, el cubano que compraba cigarrillos de marca extranjera en la frontera de Peñas Blancas, para luego revenderlo en el albergue.

El lunes 1 de febrero los cocineros cubanos decidieron no preparar el almuerzo de más de 600 albergados, enojados ante los señalamientos de los oficiales de la Fuerza Pública que les brinda protección, de que sacaban el alimento crudo para revenderlo en el cantón.

Esto llevó a migrantes de este albergue a colgar carteles que pedían un cese a lo que llamaron “represión policial”, exigiendo libertad y respeto, porque ya no estaban conviviendo en Cuba con el régimen de los Castro.
Días después, unos 5 cubanos, vociferaron improperios contras las autoridades de Costa Rica, ante la lentitud de la salida de ellos de apenas dos vuelos en las últimas tres semanas, y el modo de elección migratoria de los grupos familiares que incluyeron dentro de los grupos a padrastros de los niños.

Alonso Allen, vicealcalde de La Cruz y presidente del Comité Local de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), entidad encargada de habilitar y administrar estos albergues, reconoció el descontento generalizado entre ellos por el largo tiempo de estar varados.

Así mismo, catalogó como “algo normal los problemas de convivencia” en sitios de alta concentración de personas, no solo entre cubanos, sino por fricciones con las autoridades.

Como medidas de solución, la CNE ha retirado de los albergues a varios administradores que no supieron manejar estas tensiones; trasladar a otros albergues a migrantes involucrados en conflictos, y redoblar la vigilancia de la policía en estos lugares.

“Es normal que en un albergue con tantas personas. Intentamos manejarlo de esa forma, es importante escucharlos, conversar con ellos, cuando se les escucha entienden y para nosotros es clave este punto”, explicó.

La CNE ha tenido que lidiar con pleitos personales entre los propios migrantes de albergues pequeños de La Cruz, como el ubicado en la parroquia local; y alteración del orden porque algunos migrantes han querido ingresar con ingesta del alcohol.

LA PRENSA intentó hablar sobre este aspecto de la vida de los cubanos en el norte de Costa Rica, Marisol Flores, jefe regional de la Fuerza Pública; pero en el Ministerio de Seguridad indicaron que no estaba hoy disponible en su despacho.

La Cruz llegó a albergar en su pico alto, a más de 4 mil migrantes cubanos a finales de año. Eso significó un reto y una enorme presión para este municipio de 7 mil habitantes, según el vicealcalde.
Hoy, entre los que están en los albergues y familias que los acogieron, suman unos 1,500. La mayoría se ha ido del país con ayuda de coyotes, un “estampida” alentada también por la disminución de efectivos del Ejército en la frontera de Peñas Blancas.

De ahí que la necesidad de salir pronto del país no solo es de los propios cubanos, de las autoridades locales, las instituciones que los atienden y del gobierno; no solo sea un tema de crisis humanitaria o derechos humanos.
“Tres meses han significado un reto y un desafío muy difícil para nosotros porque tenemos recursos limitados”, dijo Allen. “La mayor experiencia que habíamos tenido en la atención de personas por desastres naturales era de 600 y por pocos días; pero con ayuda de los pobladores hacia esta causa ha significado que la carga de atender esta situación no haya sido tan difícil”, añadió.

Sin duda, la vida de esta comunidad se ha visto trastornada más allá de la llegada inesperada de 7 mil personas que afectó los recursos públicos limitados del cantón, al delegar a funcionarios públicos en sus atenciones que dejaron de atender obligaciones normales de la comunidad.

“Afectó el curso lectivo, se ha tenido que trasladar a jóvenes hacia otros colegios para iniciar el curso lectivo. La infraestructura de los colegios no quedarán igual. Pero hemos tenido la buena voluntad de atender una situación. De no atenderlos de esa manera, era tener 4 mil personas en la calle. La salud y seguridad de ellos era la salud y seguridad de nuestra comunidad”, dijo Allen.

El anuncio del gobierno de Costa Rica de un primer vuelo directo a México para mujeres embarazadas y grupos de familias con niño, no alivió la tensión de los migrantes. Decenas de ellos se aglomeraron la mañana del viernes en la oficina migratoria habilitada en el parque de La Cruz, para reclamar la lentitud en la organización de los viajes.

“Estamos cansados ya de tanta mentira”, “nos han faltado el respeto”, “ya no creemos en nada”, “hay una empresa que ofrece paquetes de vuelo más baratos que el del gobierno y no le prestaron atención”, “duran tres meses en organizar un vuelo y en tres minutos o cancelan”, “están más organizados los coyotes que ellos”; eran los gritos de malestar de los migrantes.

El presidente Luis Guillermo Solís, el canciller Manuel González, y l directora de Migración, Kathya Rodríguez; han manifestado la voluntad de que los migrantes salgan rápido. No obstante, explican, depende también de las buenas intenciones de El Salvador, Guatemala y México.

Nacionales Costa Rica cubanos migrantes Nicaragua archivo

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COMENTARIOS

  1. Manuel
    Hace 8 años

    Son lismorenos y con garrote, les estan ayudando y creen que se lo merecen todo, en Cuba no dicen ni papa en cotra del gobierno y afuera se las dan de bujunos,son lacras, capeones en las cosas prohibidas, en fin que grave error cometio Costa Rica al quererles ayudar , lo mejor es que en el futuro a cubano que agarren lo deporten, porque, muerto el perro se acaba la rabia.no les queda de experiencia para el futuro al gobierno.

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