La falta de justicia y violaciones a los derechos humanos en las cárceles del país, como maltrato, largos períodos carcelarios sin derecho a la justicia, hacinamiento, entre otras problemáticas, serán expuestas en la Carta Pastoral, que los obispos darán a conocer en su próximo encuentro del 16 de febrero.
Monseñor Carlos Enrique Herrera, miembro de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) y presidente de la Comisión de Justicia y Paz, reveló que los obispos abordarán la crisis carcelaria del país, ya que según el prelado “es de misericordia que se revise el caso de muchos privados de libertad”.
“Hay hacinamientos carcelarios; hay gente que debe ser liberada porque tienen problemas de salud, eso es de misericordia, a quienes no se les ha hecho juicio y están en las cárceles, también es de misericordia”, aseguró.
De acuerdo con Gonzalo Carrión, activista de derechos humanos, “las violaciones a los privados de libertad en las cárceles son recurrentes”.
“Este gobierno evita dar información sobre la situación carcelaria. Nosotros como defensores de derechos humanos hemos sido impedidos de constatar las crisis carcelaria durante los dos períodos de (Daniel) Ortega”, expresó el miembro del Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos (Cenidh).
El defensor de derechos humanos señaló que entre los problemas más sentidos en las cárceles están el hacinamiento, maltrato y exclusión por intereses políticos.
En Nicaragua existen ocho cárceles y cada una alberga a miles de privados de libertad.
Hay dos en Managua, una en las ciudades de Juigalpa, Matagalpa, Estelí, Granada, Chinandega y Bluefields.
“El mayor de los problemas carcelarios es el hacinamiento y la falta de un verdadero proceso judicial, además falta una adecuada atención médica y eso permite que los presos se deterioren en su estado de salud”, aseguró una fuente que trabaja dentro de los sistemas carcelarios del país.
MILES TRAS LAS REJAS
Pese a que ninguna institución de derechos humanos tiene presencia en el sistema carcelario del país, Gonzalo Carrión, asegura que más de diez mil personas están tras los barrotes.
“Este gobierno se ha caracterizado por ocultar la información de las cárceles, pero el número de privados de libertad anda arriba de los diez mil”, explicó Carrión.
La Iglesia católica tiene vicarías de cárceles en los penitenciarios del país, pero solamente les permiten realizar labores pastorales y caritativas.