El boxeo le ha dado una nueva oportunidad de ilusionarse a McWilliams Arroyo, porque enfrentará al mejor peleador del planeta el 23 de abril en el Forum Inglewood, California, Román “Chocolatito” González, y por más que se sienta capaz de brindar la sorpresa, su expresiones en torno a las consideraciones del combate son borradas por la lógica que indica que el boricua está a cien años luz del tricampeón.
“Sabemos dónde está catalogado Román. Pero yo confío en mi talento”, aseguró McWilliams en unas primeras expresiones tras conocer que retaría a González. “Pero con el gran entrenamiento al que me voy a someter, entiendo que puedo lograr algo. Ante todo agradezco al equipo de trabajo de Román por aceptar el reto. Yo estoy muy orgulloso de siempre representar a Puerto Rico y daré el todo el por el todo. Al final será Dios quien tendrá control para lograr el objetivo que nos hemos trazado”, indicó el peleador de 30 años y que tiene récord de 16-2 y 14 nocauts.
Arroyo fue incapaz de coronarse ante un campeón de las 112 libras de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), Amnat Ruenroeng, sin la aureola de invencible, sino todo lo contrario, se pensó que el puertorriqueño sería campeón inminente, y a pesar de enviar a la lona al campeón tailandés en el sexto asalto con un cruzado a la mandíbula, su instinto noqueador no encontró el mapa, fue muy precavido, se envolvió en la cautela y terminó perdiendo una decisión dividida.
“Es verdad que hace casi un año que no peleo, pero es importante que se sepa que me preparé más de cinco o seis veces en el 2015 para pelear que por diferentes razones no se llevaron a cabo. Así que sí estuve preparándome duro y estuve muy activo todo el año. No he parado de prepararme. Yo soñaba con pelear por televisión y tener esta oportunidad de pelear por HBO cumple una de mis metas. Trabajaré duro y la gente que me conoce sabe que daré el todo por el todo”, concluyó Arroyo.
McWilliams siente que ha encontrado el rumbo de su camino porque perdiendo puede tener ganancia. Sin embargo necesita ser más sanguinario, no tratar de analizar tanto al oponente sobre las cuerdas como lo hace normalmente, y aunque es relativamente joven en el profesionalismo, ha vivido de su estatus como boxeador aficionado, porque en el profesionalismo está en deuda.