Para el ingeniero vial Carlos José Pérez Fajardo, dentro de tres o cinco años el tráfico en el municipio de Managua será un caos total.
“Puede haber una paralización de las calles en determinadas horas” si no se intervienen —de manera oportuna— los problemas que crean embotellamiento, analizó Pérez.
Este pronóstico se basó en el crecimiento discreto de las vías principales y el historial de la cantidad de vehículos nuevos que anualmente se venden en Nicaragua.
Solo en 2015 la venta de automóviles llegó a 19,000 y representó un crecimiento del 25 por ciento en comparación con 2014.
“Crece el volumen de vehículos pero las calles siguen siendo las mismas. El diseño geométrico de las calles es deficiente, data de hace más de veinte y treinta años, ves que hay radios de giros en las intersecciones pequeños, o sea aquí hay factores de carácter físicos que están entrando en juego. El diseño de las vías es obsoleto”, precisó al ser consultado sobre este tema que afecta a miles de conductores.
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El aumento desigual de los automóviles en comparación con el crecimiento de las vías, provoca atascos en las entradas de la capital y en sus pistas interiores. Tales son los casos de: Carretera a Masaya, Nueva a León y Sur, donde más allá de las horas pico se prolongan las filas de carros y la desesperación se apodera de los conductores.
Así quedó demostrado en una nota publicada por LA PRENSA el jueves 11 de febrero del 2016, que se tituló “Vías de acceso a Managua por colapsar”. En esta se relata la situación que día a día enfrentan miles de personas que entran a la ciudad a través de la Carretera a Masaya y Nueva a León para asistir a sus trabajos o centros de estudio.
TRÁNSITO NO ES SUFICIENTE
Aunque desde junio del año pasado la Policía Nacional implementa el denominado Plan Managua Mejor, en un primer momento, y posteriormente llamado Nicaragua Mejor, para agilizar el tránsito en las intersecciones de la capital y del país entero, aún hay más por hacer a criterio de los expertos.
El ingeniero Otoniel Baltodano, coordinador de la carrera de Ingeniería Civil de la Universidad Centroamericana (UCA), explicó que también urge realizar una caracterización del tráfico en al menos las principales arterias viales, para pensar en estrategias que alivien varios corredores.
“Sabemos que hay muchos vehículos pero no sabemos qué características tienen esos vehículos y sobre todo, hacia dónde van, entonces amerita un estudio de origen y destino”, recomendó.
La importancia de poner en práctica esta propuesta —indicó Baltodano— es para que una vez obtenidas las características se puedan trazar rutas secundarias o de desvío, dependiendo del tipo de automóvil que pasa por determinada ruta.
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Por su parte, Pérez planteó la realización de un estudio que permita el planteamiento de soluciones paliativas e integrales que a mediano plazo provoquen efectos positivos en el tema del tráfico vehicular.
“Hay que hacer un reordenamiento, insistir en la educación vial y no precisamente en el aspecto coercitivo, (porque) las multas no van a solucionar nada”, concluyó el ingeniero vial.
AFECTACIÓN AGREGADA
Un aspecto que satura aún más algunas vías principales de Managua es que en las horas pico los conductores de buses del transporte urbano colectivo e intermunicipal no utilizan las bahías construidas para ellos y se detienen en plena vía para montar pasajeros, bloqueando el carril derecho de manera innecesaria.
También ocurre que algunos vehículos quedan en medio de una intersección cuando la luz verde del semáforo cambia para dar pase a otra vía, creando congestionamiento con los vehículos cruzados en la pista.
600,000 automotores conforman aproximadamente el parque vehicular de Nicaragua, según registros actualizados de la Dirección de Tránsito Nacional. De estos, cerca de 280,000 circulan a diario por las vías de Managua.