Cansado por las largas faenas laborales a las que se ha expuesto desde que era joven, don Toño ha participado en una serie de construcciones tanto de residenciales, viviendas de lujo, un centro comercial y oficinas.
A sus 48 años su piel está quemada por el sol al que se ha expuesto durante más de veinte años, tiempo en el que ha podido llevar el sustento económico a sus hijos, mas no brindarles acceso a atención médica más allá del abarrotado sistema público, pues pocas veces trabajó en proyectos que lo inscribieron al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), en la mayor parte de ese tiempo tampoco ha podido gozar de vacaciones pagadas, ni aguinaldo u otros beneficios de ley.
“En este trabajo se puede ganar bien en un día, pero es muy desgastante y el principal pegón es que no tenés cómo ir a un médico privado porque cuando hay una construcción nueva, lo que hacen algunas empresas es mandarte a buscar con uno de los trabajadores, que normalmente es conocido tuyo, y proponerte una jornada”, cuenta este obrero que prefiere omitir su nombre completo para evitar represalias.
La situación que ha vivido don Toño es solo una más entre otros 130,000 obreros de la construcción que, según Rodrigo Pereira, presidente de la Cámara Nicaragüense de la Construcción (CNC), laboran en todo el país en su mayoría en la informalidad.
Según las autoridades en los últimos años el sector construcción ha impulsado la economía en Nicaragua, con tasas de crecimiento promedio anual de hasta 32.9 por ciento (2012), pero ese “boom”, no ha impactado significativamente en la calidad del empleo.
Hasta noviembre de 2015 —última actualización disponible—, el empleo formal en el sector construcción, según la base del INSS, fue de 30,007 personas, lo que equivale a un 23 por ciento de esa masa que Pereira ha expresado se mueve en todo el territorio nacional.
EL GRAN RETO
Una de las tareas que este representante gremial se ha propuesto es la inclusión de más empresas que operen en condiciones de formalidad puesto que de lo contrario, hacen menos rentables a aquellas que sí cumplen con todas las prestaciones y condiciones para los trabajadores.
“En una construcción vertical el costo de la mano de obra es de un treinta por ciento (del total de la obra) y quienes no cumplen con el INSS tienen mejores márgenes de ganancia y no debería ser así. Es una tarea no solo de empresarios sino también de los sindicatos que presten más atención al tema”, explicó Pereira al ser consultado tras la conformación de la junta directiva de la CNC, hace unas semanas.
SIN IMPACTO
Pereira defiende que las 65 empresas que forman parte de la cámara que él representa cumplen con todas las condiciones y a su vez, insta a quienes no lo han hecho a que formalice a su mano de obra y que cumplan con los acuerdos establecidos para ese sector.
En ese sentido don Toño relata que desde pequeñas, medianas y grandes empresas incumplen. “Algunas solo tienen un equipo de planta y por temporadas es que contratan bajo la política de: día trabajado, día pagado o bien por asignación y reales”, explica el obrero padre de tres hijos.
Otra situación que prevalece es que las empresas desarrolladoras trabajan con subcontratistas, sin verificar si esas cumplen con la Ley Laboral.
Don Toño añade que en conjunto con los maestros de obras se sabe qué empresas no te dan más que el salario negociado, pero afirma que no les queda otra opción que aceptar el acuerdo, citando así el refrán: “Mejor pájaro en mano que cien volando”.
URBANIZADORAS TAMBIÉN YERRAN
El obrero siente que es una especie de “lotería” ser parte de la planilla de una empresa constructura e inclusive lo ven como un privilegio, más cuando muchas de estas personas carecen de la educación suficiente para optar a mejores cargos en las mismas, razón que les limita a nuevas aspiraciones.
Sostiene que las urbanizadoras comenten los mismos errores de contratar sin beneficio. “A veces por una semana, un mes o tres. Todo está en dependencia de lo que ellos manden a pedir a los maestros de obra de confianza que tienen. Quienes no nos dejan morir y nos apoyan cada vez que pueden”, afirma este obrero.
Ricardo Meléndez, presidente de la Cámara de Urbanizadores de Nicaragua (Cadur), explica que todo proyecto que ellos construyen cuenta con la supervisión de una serie de instituciones gubernamentales y niega que la informalidad de empleo ronde al menos en los proyectos del gremio que representa.
“Hay que aumentar la capacidad de supervisión porque muchas veces las instituciones solo se concentran en Managua y ¿qué pasa en los otros departamentos? Además es una tarea también de los mismos trabajadores y sindicatos que denuncien todo lo que no les agrada”, dijo Meléndez.
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El auge constructor proyectan que se mantenga hasta 2017, según Pereira, al contar todos los proyectos tanto públicos como privados en marcha, entre ellos el Hospital Occidental en León, a cargo del Ministerio de Salud.
También proyectos de construcción de carreteras, de las que el Ministerio de Transporte e Infraestructura está al frente, además de los de la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados, de pozos e instalación de tuberías.
Y mientras unos representantes del sector niegan y otros confirman, don Toño tendrá que seguir levantándose temprano, ir a trabajar y llevar ingresos a casa, sin prestaciones laborales ni seguro social.
FUERTE ALZA
Según el Índice Mensual de la Actividad Económica (IMAE) la construcción mostró un crecimiento de 11.5 por ciento en diciembre de 2015, respecto al mismo mes de 2014 y en cuanto al acumulado anual frente a 2014, el incremento fue de 23.1 por ciento.