Con un vistazo detallado y unos cuantos toques al cuerpo de su paciente, sor Mercedes Escoto Portillo dicta su diagnóstico: Usted tiene anemia. De inmediato, vuelve a su asiento y les prescribe varias hierbas, que en cuestión de días acabarán con la enfermedad, le alcanza la receta y las medicinas al paciente y se la explica paso a paso. “Me viene a avisar cómo sigue”, le dijo al concluir la consulta.
Escoto es médico general con especialización en medicina natural y hace 16 años que abandonó su natal El Salvador para seguir su misión como hermana vicentina. Ahora se encuentra a cargo del dispensario San Vicente de Paul, el cual tiene cuarenta años de servicio a los más necesitados en la ciudad de Boaco.
“La gente confía en la medicina natural, ellos sienten que se les está ayudando. Aquí se da algo simbólico (treinta córdobas) por la consulta y no se les cobran las medicinas y las que sí cobramos son al costo, por lo cual siempre les sale más barato”, explicó Escoto.
El dispensario fue concebido por las hermanas vicentinas, para ayudar a los pobladores que no tenían para costear su medicamento. Actualmente, al menos treinta pacientes son atendidos a diario, algunos llegan a consultas y otros a pedir una de las cinco terapias que ofrecen: acupuntura, desintoxicación, masajes manuales o con máquina, terapia neural y baños sauna. “Cuando el paciente pasa consulta y lo amerita nosotros le recomendamos las terapias y hay quienes la piden directamente, cada una tarda aproximadamente media hora”.
“El centro de salud es gratis, pero las filas son muy largas y las hermanas le transmiten mucha paz y tranquilidad a una, con los médicos no se siente eso”, dijo Bertha Duarte, paciente.
Según Adelayda Díaz Padilla, especialista en naturo-ortopatía, la aceptación de la medicina natural se debe a su gran significado cultural, puesto que representa nuestras raíces. “Los hombres y mujeres primitivos no tenían nada químico, ellos utilizaban la naturaleza para curarse. El llamado de la medicina natural es un llamado de nuestros ancestros”, añadió.
“Mucha gente viene porque ya están cansados de la medicina química, por eso optan por la tradicional, esta no afecta al organismo y los costos son más bajos”, agregó Escoto.
PROBLEMAS CON MEDICINAS
De acuerdo con Escoto, uno de los problemas para abastecer su farmacia es que se produce muy poco la medicina natural en el país, por lo cual esta debe ser traída desde Guatemala. “Cada año todas las hermanas vicentinas tienen 15 días de retiro, van a Guatemala, en ese viaje se aprovecha para comprar la medicina que falta en el dispensario”, refirió.
Para Díaz, Nicaragua debería apostar más en producir y distribuir su propia medicina natural, porque se cuenta con la materia prima y los profesionales para hacerlo. “México exporta mucho su producto hacia nosotros. Aquí la sábila vale 100 córdobas, pero la que viene de allá vale hasta 500 córdobas ¿Si es el mismo producto para qué vas a gastar más, solo porque trae un envase más bonito? La materia prima es la misma”, detalló.
“La medicina natural no le quita campo a las demás ni las otras a la natural, deben ir de la mano, son un complemento. Lo más idóneo es que haya un naturo-ortopático en los centros de salud y creo que el Gobierno tendrá que ponerlos, porque si está promoviendo la medicina natural va a tener que dar las herramientas al pueblo”, argumentó Díaz.
Mientras tanto el dispensario San Vicente de Paul seguirá sobreviviendo de donaciones y las recaudaciones que las hermanas vicentinas realicen una vez al año en Guatemala y sor Mercedes Escoto seguirá atendiendo, con el mismo cariño y amabilidad a los pacientes que requieran de ella en el dispensario, pues su llamado como médico y religiosa es ayudar a quienes lo necesiten.
¿Y LOS CENTROS DEL GOBIERNO?
El año pasado, el Gobierno priorizó la construcción de clínicas naturistas en todo el país. En Boaco, el Instituto Departamental de Medicina Natural Sergio Antonio Tijerino, fue inaugurado en agosto y tuvo una inversión de 3.4 millones de córdobas, pero sigue sin abrir sus puertas al público. Según el Plan de Inversión Anual (PIA) 2016, se destinarán 200 mil córdobas para su funcionamiento.