“Las cosas no son de nadie, pero yo hago que sean para mí”. Isaac Mogollón.
Hay leyes inmutables e innegables, como es el querer y poseer. Las personas positivas siempre logran lo que desean pues se esfuerzan hasta alcanzarlo y no es cuestión de suerte.
Quienes desconocen estas fuerzas no las aplican a sus vidas, y viven según lo que la vida o el destino les depara. En esto no hay esfuerzo pues al no conocer leyes o principios divinos no se aplican al pensamiento, y llevan una de vida mediocre.
La palabra de Dios dice en Juan 15:7. “Pide lo que quieras y yo te lo daré”. Tomados de esa promesa poseemos cuanto queramos.
Hemos sido entrenados para no creer, para echarle la culpa a la pobreza o desgracia a la suerte y decimos que las personas de éxito son porque alguien les ayudo, y si tienen un buen trabajo o mucho dinero es porque se los facilitaron, y nunca pensamos en que hay todo para todos, como dijo Isaac en su frase célebre, las cosas están ahí, y yo hago q sean mías.
Grande enseñanza para darnos el permiso de aspirar, lograr las metas y no excusarnos, ya que este es otro mal hábito que ha estado en nuestras neuronas por muchos años. Nos hemos creído seres inferiores indignos de poseer riquezas o logros.
Si desde niños nos enseñaran a ser optimistas, a no despreciar lo grande, a ser exitosos, emprendedores y esforzados. Además de que podamos contemplar las maravillas que la vida nos tiene preparadas, sería grandioso, pero lo bueno de esto es que podemos cambiar y modificar esa forma de pensar y creerlo que lo que deseas es tuyo. Éxitos.
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