Hasta siempre, Fernando Cardenal
Granada, la Gran Sultana, te miró nacer en 1934. Fuiste un gran hombre, hijo de la patria, uno de los máximos exponentes de la lucha en contra de la dictadura.
Tomaste de trinchera al lado de otros valientes sacerdotes, iglesias, parroquias y catedrales como protesta ante las atrocidades de la dictadura somocista. Denunciaste a viva voz, lo sufrido por tu pueblo, aquellos sucesos despiadados, desde diversos escenarios políticos, sociales e internacionales .
Desde los salones de las universidades, colegios, y centros educativos de diferentes niveles, prendiste en los jóvenes el fuego por la libertad, e hiciste emerger ese compromiso cristiano por los más desposeídos, en contra de la injusta ignorancia que por todos los rincones de nuestra patria oprimía a las clases menos favorecidas. Y ese compromiso desinteresado en diversas lugares, llevo a nuestros jóvenes a la lucha para vivir en libertad y desde abajo ser parte de esa vorágine de sucesos que desencadenaron la inminente victoria de la nación.
Fuiste voluntario en todo tiempo para organizar, para dirigir la gesta desinteresada, La Cruzada Nacional de Alfabetización, como acto cúspide de tu legado, el cual abarcó la gran mayoría de nuestra población. De marzo hasta agosto, tu dedo señaló el camino y tu mano llevó a miles de nicaragüenses y extranjeros a unirse por una misma causa, cambiar las carabinas y balas por lápiz y papel.
Tus ojos se apagaron cuando Nicaragua ha vuelto a caer en un sistema totalitario que restringe el derecho de los jóvenes a soñar, a vivir, a triunfar, pero sabemos que serás testigo desde el cielo, nuevamente, del coraje y la valentía, del valor y de la fuerza, del vigor y de la gloria de las generaciones que ayudaste a formar… ¡porque Nicaragua está hecha para la libertad…!
Fernando, yo también hago mía tu esperanza en que los jóvenes ¡se vuelvan a tomar las calles para hacer historia…!
Los socialcristianos hoy te decimos, hasta siempre Fernando Cardenal.
Wendy Puerto.
Misericordia en el Año Jubilar
En esta época, en que los corazones se han tornado gélidos por el egoísmo y duros por la ambición, el papa Francisco ha convocado el Año de la Misericordia. La Biblia describe, a Dios, como “bueno y clemente, rico en misericordia con los que le invocan” ( Salmo 86,5), y nos pide ser misericordiosos: “Sed misericordiosos, como lo es vuestro Padre Celestial” (Lc. 6, 36).
El papa anima, a todos, a repasar y practicar las obras de misericordia, que distinguen a los verdaderos cristianos (son catorce, siete espirituales y siete corporales): “Las obras de misericordia espirituales y corporales recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo” (Mensaje para la Cuaresma 2016).
El santo padre quiere que la Cuaresma, de este Año Jubilar, “sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios”, que ofrece, al pecador, “una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer” (Misericordiae vultus, 21). Por eso insta, a todos, a acercarse al sacramento de la misericordia (la confesión).
Como fino detalle, ha concedido, para este año jubilar, que cualquier sacerdote pueda perdonar el pecado de aborto, y envió a todas las diócesis, a los misioneros de la misericordia (setecientos), que podrán perdonar incluso los pecados reservados al obispo de Roma.
Josefa Romo.
Visita del papa a México
La visita que ha llevado el papa Francisco a Cuba de manera no oficial y a México de manera oficial, muy bien han servido para llevar la buena nueva a ambos pueblos como bien la anuncia el evangelio.
Cuba y México, como los demás países latinoamericanos, hoy pasan momentos difíciles por diferentes motivos, razón por la cual la llegada del papa a estos pueblos ha servido para darles un gran mensaje de amor, aliento y esperanzas a quienes hoy se sienten solos o tristes.
Salvador Pérez González.
Democracia contemporánea
No debe confundirse república con democracia, pues aluden a principios distintos. La república es el gobierno de la ley, mientras que la democracia significa el gobierno del pueblo, en teoría.
En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo con mecanismos de bienestar común, y no personalísimo.
La democracia en sentido amplio es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la sociedad, y en sentido estricto solamente al gobierno de turno, es decir donde no participa el pueblo, por eso es forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas de los gobernantes de turno son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes.
A pesar de estos cuestionamientos, en la actualidad, la gran mayoría de países en el mundo, incluyendo nuestro país, adhieren a la democracia como forma de gobierno por considerar que es la forma de organización social desde el gobierno de turno y política que brinda las garantías necesarias para incentivar los principios planteados por la Revolución Francesa en 1789.
– Igualdad: todos los hombres son iguales ante la ley sin importar su color de piel, sexo, religión o condición social.
– Libertad: todos los ciudadanos pueden hacer aquello que no les prohíba la ley.
– Constitución: conjunto de leyes que sean aplicables a todos los ciudadanos de un Estado.
– Representatividad: los ciudadanos tienen derecho a elegir y ser elegidos; el voto es el mecanismo que permite la representación de todos los ciudadanos en cabeza de unos pocos para que se puedan hacer cargo del gobierno, y el gobernante que elija es el legalmente constituido.
Sin embargo, en esta época contemporánea para que haya una democracia verdadera se necesita de una confrontación de ideas, es decir que haya un sistema político que garantice la oposición, para que desde el debate se sustraigan las mejores ideas y aplicarlas, y no subjetivamente.
En la mayoría de los países esta oposición y confrontación ideológica se sostiene sobre un sistema en el que dialogan partidos políticos, gobierno y movimientos sociales, Iglesia católica, de acuerdo con la necesidad de incentivar la participación ciudadana, pero esta va desapareciendo y la democracia solo ha quedado en democracia representativa, derecho a ir a votar.
Por eso la democracia contemporánea ha adoptado la figura de la representación, según la cual los ciudadanos no participan en todas las decisiones colectivas, pero sí participan en la escogencia de los representantes. Ese es el verdadero gobierno del pueblo, desde el voto, está en sus manos qué gobernante desea para su bienestar y quien se encargará de tomar esas decisiones, en bienestar del pueblo, ello se supone, esa es la nueva modalidad democrática contemporánea.
Claro siempre respetando los principios leales democráticos a la bandera de la democracia para su ejercicio. Es decir la democracia participativa va desapareciendo
Bayardo Quinto Núñez Pérez.