Estoy escribiendo este artículo la noche del miércoles, 24 de febrero, después de leer en el internet un editorial que aparecerá en el Washington Post mañana. Su título: La Hora de la Verdad.
Resumiendo su mensaje, el editorial insta a los líderes del partido republicano a “parar Trump”. El editorial abre advirtiendo a sus lectores que “lo impensable pareciera que pudiese ser inevitable”, refiriéndose a la posibilidad de que Donald Trump pudiese salir electo como el candidato para la presidencia del partido republicano. El Post procede a describir a Trump como un “bujón demagógico” sin una “agenda creíble” ni la “experiencia adecuada” para ser el abanderado del partido republicano. Añade que Trump está a favor de “crímenes de guerra incluyendo tortura” y de “deportar a 11 millones de personas” refiriéndose a los indocumentados en Estados Unidos (EE.UU.). Después de compararlo a Stalin y Pol Pot, el finado dictador de Kampuchea, el Post nota que Trump ha “denigrado a mujeres, judíos, musulmanes, mexicanos y personas discapacitadas”. Concluye haciendo un llamado a los “líderes de conciencia” del partido republicano que lo paren. Este mensaje va explícitamente dirigido a Paul Ryan, el presidente de la Cámara de Representantes; George W. Bush, el expresidente; y a recientes excandidatos republicanos para la presidencia como John McCain y Mitt Romney.
¿Qué pienso yo del editorial? Primero que es insólito, sin precedente. Constituye un “grito que nace en el corazón” (esta vez las comillas son mías no de los editores del Post. Pero también es incompleto porque sus autores ocultan lo que realmente temen: que Trump también podría derrotar a la probable candidata demócrata, Hillary Clinton y llegar a la Casa Blanca.
Segundo, creo que el editorial se queda corto en describir los pasivos de Trump. No menciona que es un narcisista que no tiene ni la más mínima idea de políticas públicas ni le interesa la verdad. Trump afirma continuamente, por ejemplo, que las fuerzas armadas estadounidense han sido vaciadas por los políticos corruptos —republicanos y demócratas— de Washington. No es cierto.
EE.UU. es el país que más gasta en sus fuerzas armadas en el mundo. Sus gastos militares exceden los de los otros nueve “top ten” países en gastos militares —incluyendo la China y Rusia— ¡combinados!
Tercero, por su hábil manipulación de las noticias y su estilo combativo, Trump ha logrado una cobertura amplia, y por cierto gratis, por parte de todos los medios, incluyendo aquellos que son abiertamente pro partido demócrata como MSNBC. Esto se debe a que Trump les ayuda a subir sus ratings e ingresos.
Cuarto, con sus mensajes populistas, cínicos y destructivos, Trump ha logrado socavar la credibilidad de los dos grandes partidos norteamericanos. Les ha causado tanto daño que sinceramente considero que peligra hasta la existencia del partido republicano y quizás el sistema político norteamericano. No estoy exagerando. Tan es así que un periódico serio como el Post soltó su advertencia. Tan es así que un líder republicano honrado y decente hoy acató el llamado del Post y salió abiertamente atacando a Trump. Me refiero a Mitt Romney, el candidato republicano en 2012. Y tan es así que Michael Bloomberg, un hombre mucho más rico, serio e inteligente que Trump, está cada vez inclinándose más a postularse como un candidato independiente para enfrentar a Trump. Esta vez me refiero a Michael Bloomberg, exalcalde de Nueva York.
Quinto, es cierto que Trump ha creado una brecha de energía y entusiasmo entre él y todos los otros precandidatos de ambos partidos. Pero lo ha hecho explotando las frustraciones de la clase media-baja blanca estadounidense que está harta de no haber sido beneficiada por la débil recuperación económica después de la Gran Recesión. Ellos se sienten traicionados. Pero Trump los está engañando al “venderles” un paquete de expectativas falsas. Imagínense, por ejemplo, qué pasaría con la economía estadounidense si Trump llegase a la Casa Blanca y cumpliese con su promesa de imponerle tarifas de 40 por ciento a los productos de países que tiene grandes superávits comerciales con EE.UU. como la China y México. La respuesta es que el precio de sus exportaciones —desde ropa, hasta televisores y carros— se dispararía golpeando en el bolsillo a los blancos de escasos recursos y sin grados universitarios. Estos son la columna vertebral de sus seguidores.
Concluyo con una sexta reflexión. Hasta la fecha Trump ha ganado más delegados en las primarias y asambleas que todos sus otros contrincantes juntos. Pero también es cierto que el proceso de las primarias está apenas comenzando. Son pocos los delegados que se han escogido para la convención republicana en julio. Pero, a como dice el Post, ya se está acercando el momento de la verdad, el punto del “no retorno”. Durante el mes de marzo se escogerá el 65 por ciento de los delegados para la convención. Y durante marzo se someterán a la prueba de ácido los principales contrincantes de Trump: Cruz, Rubio y Kasich. El 1ro de marzo será la primaria de Tejas, el estado de Cruz. Y el 15 será el turno de la Florida y de Ohio, los estados de Rubio y Kasich, respectivamente. Si Trump gana en cualquiera de estas, y no lo descarto, los precandidatos perdedores de esos estados prácticamente tendrían que tirar la toalla. Y si esto pasa, la aplanadora de Trump se volvería imparable, salvo un imponderable.
Una candidatura republicana de Trump sacudiría a la clase política y a la élite financiera, académica y periodística estadounidense, al igual que a los miembros de su “gran capital”. La volatilidad económica y en las bolsas del mundo que hemos visto en los últimos meses crecería exponencialmente. ¡Cundiría el pánico! Y todo el mundo, incluyendo nosotros en Nicaragua, tendríamos que abrocharnos el cinturón.
El escritor fue el Embajador de Nicaragua en Estados Unidos.
