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Miguel Henrique Otero, director de El Nacional de Venezuela, fue el orador principal en la celebración de los noventa años de LA PRENSA. LA PRENSA/OSCAR NAVARRETE

El acoso a los medios en Venezuela

Todo lo que describe de la situación venezolana el director de El Nacional, Miguel Henrique Otero, se ha vivido en Nicaragua: igual que el régimen chavista, el régimen de Daniel Ortega domina la Justicia

Todo lo que describe de la situación venezolana el director de El Nacional, Miguel Henrique Otero, se ha vivido en Nicaragua: igual que el régimen chavista, el régimen de Daniel Ortega domina la Justicia y la utiliza a su antojo para castigar a los opositores. Igual que allá, aquí los medios independientes sobreviven en acoso permanente del oficialismo.

Otero, exiliado en Miami, Estados Unidos, por la persecución del régimen chavista, vino al país para ser el orador principal en la celebración de los noventa años de LA PRENSA.
En esta entrevista Otero detalla la situación de los medios independientes, la debacle chavista y el futuro político, según su visión, de los regímenes populistas.

¿Cómo ha hecho un diario como El Nacional para sobrevivir al régimen chavista?

Es una pregunta que me hace mucha gente, porque ese es un régimen que desde el principio decidió limitar la libertad de expresión y en un medio como El Nacional nunca se va a limitar la libertad de expresión, nosotros morimos con las botas puestas, como dicen. Ellos fueron desarrollando distintos mecanismos que además han sido escuela en América Latina, porque se ha reproducido en otros países, que pasó por la violencia física al principio, quizás copiaron el modelo sandinista de los primeros tiempos: el pueblo espontáneo atacaba a los periodistas, no era espontáneo, obviamente. A nosotros una vez nos atacaron con piedras y tomaron la calle donde está el periódico y fueron en camiones de la Alcaldía, el pueblo espontáneo nunca va en camiones de la Alcaldía.

Nos tiraron una bomba, la persona que puso la bomba fue atrapada por la Policía y estuvo detenido dos horas, creo que es el único terrorista en el mundo que estuvo dos horas preso agarrado con las manos en la masa.

Después fueron sofisticando sus métodos porque la violencia física contra los periodistas no funciona muy bien, más bien se solidarizan entre ellos y generan una reacción muy fuerte. Entonces comenzaron a tomar instituciones, a crear leyes. Ellos crearon una ley resorte para controlar radio y televisión, que puede cerrar impunemente cualquier radio y televisión y la utilizan porque hay más de 800 estaciones de radio y casi toda la televisión que tienen las concesiones vencidas y no se las renuevan. Entonces cuando sale algo publicado que no les gusta le dicen: “Mira, tú no tienes concesión, te quitamos la señal…”

¿Los medios se autocensuran por miedo a perder sus concesiones?

Claro. Ellos (el régimen chavista) han creado medios públicos, 40 por ciento del territorio solo tiene acceso a radio y televisión oficial y el otro 60 por ciento tiene acceso a radio y televisión autocensurada.

Además utilizan a la Justicia. En Venezuela la Justicia es un apéndice del ejecutivo y utilizan las leyes para criminalizar a la disidencia y en particular a la libertad de expresión. Hay cantidad de periodistas que están en el exilio, hay cantidad de periodistas que tienen abiertos procedimientos, como es el caso mío. Utilizan también la represión administrativa normal, ya sea tributaria o publicitaria, los medios independientes no tienen publicidad oficial.

Y ahora últimamente el tema del papel para los periódicos, donde hay un monopolio del Estado, que es el que importa el papel y es el que los vende… A nosotros ese monopolio nunca nos ha vendido una bobina de papel, nosotros hemos sobrevivido gracias a la solidaridad internacional, porque hay 13 periódicos (El Universal de México, La Nación de Costa Rica, El Mercurio de Chile, O Globo de Brasil, entre otros) que nos han prestado papel y con eso hemos podido sobrevivir… Y la presión económica no les hace falta porque como ellos han ido acabando con la economía, entonces los anunciantes han ido desapareciendo.

¿En medio de toda esa adversidad, los lectores cómo han respondido?

Hemos reducido a un tercio la producción, el periódico se agota, es una demanda satisfecha. Pero nosotros seguimos, hemos quintuplicado el tráfico en internet en 18 meses. Gracias a internet la gente nos lee… Pero ellos también han utilizado la compra de medios, compraron los dos periódicos más importantes igual que nosotros, que son El Universal y Últimas Noticias con fondos propios. A nosotros nos quisieron comprar también y les dijimos que no.

¿Buenos ofrecimientos, supongo?

Claro, ellos ofrecen cinco veces el valor real del periódico y así compraron los otros periódicos, compras totalmente ilegales, porque se hicieron con fondos públicos, no se sabe quién es el dueño… son 150, 170 millones de dólares…

Todo eso que usted nos ha contado lo ha hecho aquí también el régimen de Daniel Ortega.

El objetivo de estos regímenes populistas es mantenerse en el poder, no les importa si son comunistas o neoliberales…

Usted dijo en su discurso el martes  en la noche, en los noventa años de LA PRENSA, que la era de los regímenes populistas estaba llegando a su fin.

¿El triunfo de la oposición en las  elecciones legislativas de Venezuela despierta alguna esperanza?

Los regímenes populistas no llegan por accidente, ellos no llegan en paracaídas, ellos llegan a consecuencia de que los gobiernos democráticos no resuelven los problemas básicos de la población: distribución del ingreso, desigualdad, pueden tener mucho crecimiento económico, pero no resuelven esos problemas y eso es caldo de cultivo para los populistas. Y los populistas terminan siendo peores que esas democracias que tienen muchas fallas… Ahora estamos en América Latina dando un viraje con el triunfo de Macri (en Argentina), la crisis política en Brasil, lo que pasó en Venezuela con la Asamblea Nacional…

¿Tiene que ver la derrota del chavismo en las parlamentarias con la disminución de los precios internacionales del petróleo?

Claro, el modelo que implantó Chávez en Venezuela es un modelo insólito. Él fue desmantelando el aparato productivo y creando unos mecanismos de repartición de una renta de petróleo creciente a unos niveles increíbles, donde el barril de petróleo llegó a 150 dólares.

El país se convirtió en un país absolutamente importador basado en la repartición del dinero. Cuando los precios del petróleo comenzaron a bajar, ellos continuaron con el modelo endeudándose, aparecieron los chinos, la banca privada internacional, cuando baja más el petróleo, los que los financiaban les dicen, no les prestamos más, entonces empieza la catástrofe que vive ahora Venezuela en un país absolutamente importador, donde casi nada se produce, porque todo lo desmantelaron, tenemos una crisis que no la tiene ningún país del mundo… Tenemos un régimen de racionamiento de electricidad, de agua, de gas… tenemos un clima de delincuencia que no lo tiene ningún país del mundo, porque la delincuencia fue una política de Estado.

¿En qué consistió esa política?

En no atacar la delincuencia, más bien estimularla para que la clase media se fuera. Y se fueron un millón trescientas mil personas. Aquí en Nicaragua hay muchos venezolanos que tienen empresas.

La clase media es a la que generalmente no pueden coaptar los regímenes populistas.

A la clase media la sacaron del país en una gran cantidad para una población de treinta millones de personas… Te mataban un familiar, te atracaban hasta tres veces al mes, entonces la gente se fue, se fue a hacer cualquier cosa a otro país. La delincuencia fue una política de Estado.

¿En Nicaragua los medios independientes se han ido reduciendo como están en Venezuela?

A nivel de prensa estamos nosotros, algunos pequeños periódicos, como Tal Cual y Nuevo País, están algunos periódicos regionales, a nivel de radio y televisión los dueños pueden ser opositores, pero están extorsionados por el Gobierno.

¿Los medios audiovisuales parece que están en peor situación?

Claro, porque son los que ellos consideran que llegan a los sectores más populares. Ellos consideran que un periódico como El Nacional solo le llega a la clase media y no es verdad porque gracias a lo que nosotros publicamos el país se entera de los narcosobrinos, de todos los atropellos, de los presos políticos… y se reproduce la información.

¿En Venezuela la gente sabe que el régimen de Ortega se ha fortalecido con los petrodólares que vienen de allá?

Sabemos que han sido unos quinientos millones de dólares anuales y que les financiaron plantas eléctricas, mientras en Venezuela la energía es un completo caos…

¿Cómo sobrevivir a un régimen que es autoritario y reacio a la crítica, que no le gustan los medios independientes porque, como usted lo dijo en su discurso, son los que le dicen la verdad a la gente?

Hoy en día ya no son las dictaduras bananeras, Somoza miraba a Nicaragua como una hacienda, si no le gustaba lo que publicaba LA PRENSA mandaba policías y se llevaban presa a la gente y la desaparecían, hoy en día los populismos, las dictaduras del siglo XXI tratan de mantener abiertas algunas ventanas y utilizar un manto legal que esconde detrás de eso toda la represión y la arbitrariedad. Por ejemplo, en Venezuela hay 75 presos políticos y 2,000 personas en régimen de presentación, que es libertad condicional, esas personas están siendo enjuiciadas y ninguna tiene sentencia, solo Leopoldo López, ¿cómo funciona eso? Funciona como funcionaba Alemania Oriental antes de la caída del Muro. Todo mundo tiene un expediente en alguna parte, cuando quieren criminalizar a algún opositor toman ese expediente, la Fiscalía redacta una acusación, un fiscal va a un juez, el juez abre el procedimiento y dicta medidas cautelares, hay gente que tiene 12 años de estar presa con medidas cautelares, nunca hay sentencia, los juicios no avanzan, es la manera sofisticada y moderna de hacer lo mismo que hacían las dictaduras bananeras.

El objetivo de estos regímenes populistas (como el de Venezuela y Nicaragua) es mantenerse en el poder, no les importa si son comunistas o neoliberales…”
Miguel Henrique Otero, director de El Nacional de Venezuela.

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