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La oposición en el totalitarismo

El sistema democrático se sostiene sobre diversos pilares institucionales, entre ellos una oposición política vigorosa y activa.

La oposición es indispensable en la democracia, porque es el medio para que los ciudadanos puedan manifestar sus opciones políticas, ejercer su derecho de cuestionar al gobierno en turno e incluso de cambiarlo.

La oposición es útil además para el gobierno democrático, porque la crítica a las políticas públicas y las propuestas de alternativas ayudan a gobernar mejor. Como muy bien se dice, la oposición es tan importante en la democracia que si no existiese habría que inventarla.

No es esa la situación de las dictaduras, o de aquellos países —como Nicaragua— donde lo que hay es una apariencia de democracia. En este caso la oposición es perseguida por los gobernantes, aislada, excluida, reprimida y en algunos casos aniquilada. Y cuando les conviene, los dictadores crean grupos políticos, o los compran, para contar con una “oposición” colaboracionista y leal al sistema.

Es por eso que en las dictaduras la misión de la oposición no es ayudar a los que detentan el poder. Su rol es luchar por el cambio de gobierno y de sistema para restaurar la libertad y establecer la democracia. En un país dominado por una dictadura populista, por ejemplo, las propuestas de la oposición son para ofrecer a la gente una alternativa de gobierno democrático y hacerle ver que se puede perfectamente realizar programas gubernamentales de beneficio y justicia social, sin sacrificar la libertad y la dignidad de la persona humana.

Por otra parte, en la época actual la lucha contra la dictadura mediante la violencia armada es algo anacrónico. Ahora ya no es como en el siglo pasado, que hasta se podía encontrar apoyo internacional para organizar la lucha armada, como lo obtuvieron el Frente Sandinista y Daniel Ortega y gracias a eso pudieron tomar el poder en julio de 1979. Ahora las condiciones son distintas y los caminos para tomar el poder y establecer la democracia son los de la no violencia y la lucha electoral.

En Nicaragua el régimen orteguista ha cerrado la posibilidad de cambiar gobierno mediante el voto. Sin embargo esto no puede ser para siempre y la oposición debe persistir en la lucha cívica para abrir la vía electoral. En este sentido, cabe señalar que merece reconocimiento público la perseverancia de los grupos políticos y sociales que aunque por ahora son pequeños, no dejan de salir a la calle para demandar elecciones justas y limpias.

Por lo general, cuando una dictadura es derrocada por medio de la violencia y el derramamiento de sangre, quienes toman el poder imponen otra dictadura que en algunos casos y aspectos resulta peor que la anterior. Esa experiencia amarga ya se vivió en Nicaragua por lo menos dos veces (1893 y 1979) y sería una irracionalidad volver a repetirla.

Es cierto que la posibilidad del triunfo de la democracia no se ve en el horizonte del corto plazo. Pero hay que seguir luchando por ella con fe y con la convicción de que la dictadura es contraria a la condición humana, y por eso tarde o temprano tiene que desaparecer.

COMENTARIOS

  1. Palabras Sabias
    Hace 8 años

    “El secreto de la libertad radica en educar a la gente, considerando que el secreto de la tiranía está en mantenerlos ignorantes.”

    – Maximilien Robespierre –

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