El máximo responsable de la ONU para derechos humanos, Zeid Raad Al Husein, condenó el asesinato de la líder indígena hondureña Berta Cáceres y consideró inquietante que éste haya podido ocurrir pese a que altas instancias internacionales pidieron protección especial para ella.
“Es inquietante el hecho de que la señora Cáceres haya sido asesinada a pesar de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos pidió a las autoridades que le dieran protección especial por las numerosas amenazas que había recibido”, recordó.
En comentarios a la prensa sobre este caso, el portavoz de Zeid, Rupert Colville, recordó que Cáceres era la coordinadora del Consejo Naciones de Organizaciones Indígenas de Honduras y que ganó en 2015 del Premio Medioambiental Goldman “por el rol clave que tuvo en la lucha contra un controvertido proyecto de una represa”.
La activista fue asesinada en su domicilio en la ciudad de La Esperanza, en el occidente de Honduras, por un número todavía indeterminado de hombres que le dispararon y huyeron.
“Es un hecho muy trágico. Ella era realmente una fuerza motriz en la cuestión de derechos indígenas y ecológicas”, sostuvo Colville.
El portavoz indicó que la víctima solía trabajar de manera estrecha con la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos en Honduras.
“Esperamos que las autoridades lleguen al fondo de este asunto… No es la primera vez que defensores de los indígenas, en particular, son tomados como blanco”, agregó.
Sobre la situación del activista mexicano, Gustavo Castro Soto, quien se encontraba con Cáceres cuando ésta fue asesinada y quien ahora es un testigo clave, Colville dijo que su protección ahora es “extremadamente importante”.
Las autoridades hondureñas afirman que Soto está actualmente bajo la condición de testigo protegido.