El mexicano Gustavo Castro Soto, principal testigo en el asesinato de la ambientalista hondureña Berta Cáceres, no pudo salir de Honduras porque las autoridades policiales le impidieron que regresara a su país, según ha denunciado la organización mexicana Otros Mundos Chiapas.
La madrugada del domingo Castro “fue interceptado por autoridades hondureñas en el puente migratorio del Aeropuerto Internacional de Tegucigalpa cuando intentaba abordar el avión que lo traería de regreso a México”, dijo la ONG en un comunicado en el que muestra su preocupación por la situación de su coordinador.
Consultada por la agencia Afp, la cancillería mexicana se limitó a confirmar esta información y aseguró que está velando por los derechos de Castro a través de la Embajada en Tegucigalpa.
RIESGO DE SEGURIDAD
El hecho de que el activista mexicano siga en Honduras es “un riesgo de seguridad para su persona”, denunció Otros Mundos Chiapas, que aseguró que la embajadora y el cónsul mexicano tuvieron que resguardarlo en un carro oficial para llevarlo de regreso a la Embajada.
“Seguimos sin conocer con claridad cuál es su estatus o bajo qué fundamentos sigue retenido por las autoridades hondureñas y cuáles serán los procedimientos a seguir”, dice la ONG.
“Pedimos a las organizaciones y a los defensores de derechos humanos (en Honduras) que vigilen la situación, ya que Gustavo Castro fue víctima de un intento de asesinato en este país, en un contexto de violencia generalizada”, añadió la organización.
TESTIGO DE MUERTE
Castro estaba en la vivienda de Cáceres Flores en el momento en que unos encapuchados entraron a la casa y la asesinaron de varios disparos.
El mexicano logró sobrevivir al crimen al fingir estar muerto después de haber sido herido de bala en un brazo y en la mejilla.
Él participaría en Honduras en un foro sobre energías alternativas desde la visión indígena del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), organismo fundado por Cáceres.