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conceptual photo of a group of business people as they cross the finish line of a race

Mujeres latinas con más “chance”

Las oportunidades para las mujeres latinoamericanas, en el mercado laboral, han aumentado más que en cualquier otra región del mundo en los últimos veinte años, a pesar de que la disparidad de género en el empleo todavía está presente, como ocurre en el resto del mundo.

Las oportunidades para las mujeres latinoamericanas, en el mercado laboral, han aumentado más que en cualquier otra región del mundo en los últimos veinte años, a pesar de que la disparidad de género en el empleo todavía está presente, como ocurre en el resto del mundo.

Así lo reveló ayer la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un análisis sobre la situación laboral de las mujeres presentado en la víspera del Día Internacional de la Mujer. Mientras en el mundo la proporción de empleo de mujeres adultas con respecto a la población mundial bajó al 50.3 por ciento en 2015, frente a un 51.3 por ciento en 1995, la tendencia en América Latina fue inversa y esta participación aumentó nueve puntos porcentuales en el mismo periodo.

“La situación para las mujeres en el mercado de trabajo en América Latina ha mejorado, porque incluso ha ido a contracorriente de lo que ha pasado en el resto del mundo”, dijo la experta de la OIT Florence Bonnet.

El análisis efectuado por la OIT señala también que progresó en siete puntos porcentuales (del 45.5 por ciento al 52.6 por ciento) la tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral en Latinoamérica en las últimas dos décadas. “La tasa de empleo entre las mujeres en América Latina aumentó más que en el caso de los hombres, aunque ellas partían de bastante más abajo por tratarse de una región donde las mujeres estaban poco empleadas en comparación con otras partes del mundo”, explicó la analista.

MÁS ACCESO A SEGURIDAD SOCIAL

Bonnet indicó que la mejora en la situación de las trabajadoras latinoamericanas se evidencia también en que “un mayor número accede a sistemas de protección social asociados al empleo”.

Por el lado de los ingresos, la brecha salarial entre hombres y mujeres, en América Latina, ha disminuido igualmente en los últimos veinte años. La experta de la OIT destacó en ese sentido los casos de El Salvador, Paraguay y México, donde “la reducción de la brecha salarial ha sido más importante”.

Sin embargo, recalcó que la región es una de las tres donde el empleo informal es una fuente más importante de empleo no agrícola para las mujeres que para los hombres. A escala mundial, los servicios han superado a la agricultura como fuente de empleo principalmente para las mujeres, con el 61 por ciento de ellas que trabajan en este sector.

Datos provenientes de 142 países apuntan que las mujeres en el mundo están excesivamente representadas en las categorías de “trabajadores administrativos, de los servicios y del comercio” y en “ocupaciones elementales”. Esto es cierto sobre todo en el caso de las economías desarrolladas, donde las mujeres constituyen casi el 50 por ciento del empleo peor remunerado, según la OIT.

A PASO LENTO

La brecha laboral entre hombres y mujeres apenas se ha reducido en un 0.6 por ciento en veinte años, reveló la OIT, al precisar que la proporción de empleo femenino con respecto a la población mundial fue del 49.6 por ciento en 2015.

Ello en comparación con el 76 por ciento en el caso de los hombres, precisó la entidad en un informe sobre la situación de las mujeres en el trabajo presentado en la víspera del Día Internacional de la Mujer. “Las oportunidades de las mujeres para participar en el mercado de trabajo son un 27 por ciento” menores que las de los hombres”, resumió el director adjunto del

Departamento de Investigación de la OIT, Lawrence Johnson, al presentar las conclusiones del estudio.

En cifras, en el mundo están empleadas aproximadamente 1,300 millones de mujeres y casi 2,000 millones de hombres. De los datos expuestos se concluye que se ha avanzado poco en reducir las desigualdades entre hombres y mujeres cuando se trata de encontrar un empleo y quedarse en él, a pesar de que en el periodo estudiado (1995-2015) el nivel educativo de las mujeres ha aumentado considerablemente.

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