La muerte de Domingo Antonio Sánchez Salgado, “Chagüitillo”, no es considerada por todos como una pérdida, sino como el legado de honradez y honestidad de un hombre que entregó su vida a la causa de los derechos de los trabajadores y a quien le ha llegado la hora de descansar.
Carlos Tünnermann Bernheim, exministro de Educación, manifestó que Sánchez será recordado como “el representante clásico de la verdadera y auténtica lucha por los derechos de los trabajadores”.
“Domingo Sánchez Salgado es todo un símbolo de la lucha sindical, ojalá los sindicalistas de ahora aprendieran de él, porque tienen mucho que aprender de lo que fue su trayectoria”, dijo Tünnermann.
“Fue una persona muy honesta, muy humilde, que nunca tuvo pretensiones de ocupar cargos públicos”, agregó el exministro de Educación.
Sánchez, oriundo del municipio de Sébaco (Matagalpa), fue dirigente obrero y sindicalista desde 1944 y perteneció a la Confederación General de Trabajadores (CGT independiente), también fundó el Partido Socialista de Nicaragua (PSN) y la Central de Campesinos y Trabajadores Agrícolas de Nicaragua.
TENÍA UNA MENTE PRODIGIOSA
Sánchez era un hombre con una memoria prodigiosa. Según Tünnermann, podía recodar fechas exactas de eventos ocurridos en la historia de Nicaragua desde los años cuarenta hasta la segunda etapa del siglo XX.
“Su muerte enluta al país, porque muere un gran ciudadano”, dijo Tünnermann.
De ideales marxistas y comunistas, al dirigente sindical se le relaciona con las extensas y continuas luchas para que en la actualidad los trabajadores gocen de muchos beneficios.
Cairo Manuel López, expresidente de la Asamblea Nacional, recuerda que siendo estudiante invitaron a Sánchez a dar una conferencia, en la que se refirió a conceptos retomados de la literatura socialista-marxista. “Explicaba con mucha elegancia, con mucha vehemencia y sobre todo con mucho respeto. Creo que él fue una de las personas que contribuyó a una apertura que hizo posible la democratización en el país”, manifestó López.
López agregó que Sánchez era un hombre muy ameno, conversador, que contaba vivencias de la historia de Nicaragua y de la lucha contra los Somoza que tal vez alguien alguna vez recoja en un libro.
Luis Sánchez Sancho, hijo de Sánchez Salgado, dijo ayer que su padre murió tranquilo, aunque fue un hombre que amó la vida tanto que se negaba a morir. Sánchez Sancho cuenta que su padre no pudo cumplir su último deseo de participar en la celebración del centenario de su nacimiento en diciembre del año pasado, que le organizaron sus amigos, porque sus condiciones de salud no se lo permitieron.
Según Sánchez Sancho, su padre tuvo muchas oportunidades de aprovecharse de su vinculación con el poder para hacer fortuna, pero prefirió mantener una vida honesta.
“El legado de él es muy amplio desde el punto de vista social, pero como hijo, para mí el legado más importante es la honestidad: nació pobre, vivió pobre y murió pobre”, dijo Sánchez.