Es de tarde y Andrea Molina está frente a niños de tres, cuatro y cinco años. El profesor de la Escuela Impacto, Dennis Berdugo, la presenta. Les dice; “ella ganó oro en el Open de México, ¿cuántos de ustedes aspiran a ser como ella?
Los niños alzan sus manos inspirados en los logros de Molina. Tan solo hace cuatro días sorteó al destino y en la casa de la favorita Seo Hyun Cecilia, la mexicana hija del entrenador de la Selección Nacional, derrotó contra pronósticos, ganando así la medalla que luce sobre su cuello como reflejo de un trabajo de conjunto, atleta, entrenador y por supuesto: la familia.
“Estaba súper nerviosa”, dice la niña de 11 años. Molina es una infante que se divide en dos. Como persona le gusta todo lo que a una pequeña de su edad le fascina, pero cuando llega la hora de vestirse y prepararse para un competición, muestra un enfoque de alguien con serena madurez. “Es más difícil el Poomsae que el combate”, explica el profesor, quien tiene 13 años en Nicaragua y 170 alumnos en dos sucursales de la escuela.
Andrea está en sexto grado del Colegio Americano, todavía no ha pensado que le gustaría estudiar cuando sea grande, vive el día a día siendo destacada en sus clases y en el deporte. “Yo inicié cuando tenía siete años. Comencé en combate pero poco a poco el Poomsae me ha atrapado. Entreno diario una hora y espero seguir evolucionando”.
“Andrea compitió contra 36 niñas en categoría cadete (12-14 años), ella tiene una gran habilidad con las patadas”, explica Berdugo. Molina tiene las puertas del futuro en sus manos, es joven, talentosa y con mucha ambición de seguir cargando medallas en su cuello: que ya son más de 50.