La llamada madre patria, España, es económicamente la cenicienta de las potencias europeas. Las estadísticas reflejan un Estado-nación con una economía inferior a la mayoría de las grandes potencias de la Unión Europea (UE), por ejemplo: Alemania, Inglaterra, Francia, Rusia, y sin embargo, España es nuestra herencia colonial inmediata, la apertura del nuevo mundo al viejo mundo.
Nuestro bello idioma castellano fue la base comunicante de las gestas épicas y de las órdenes militares que lucharon por más de siete siglos contra la violencia, la opresión y la intolerancia de los invasores árabes, almohades, y el totalitarismo musulmán en Al-andaluz. Es lógico, que luego de tantas guerras, de la conquista y la reconquista, y la traída del cristianismo a América, la madre patria sufriera el desgarro de la guerra y el desgaste por la defensa militar de su libertad, su visión filosófica, religiosa y de ética moral, así como la defensa de la dignidad humana ante la opresión árabe musulmana desde el siglo VII de nuestra era cristiana.
Por su posición geográfica y condiciones climáticas España fue la que sufrió la mayor invasión almohade de la historia humana. Entraban por Gibraltar y fue además el bastión de resistencia cristiana de mayor duración de toda Europa. La opresión del Al Andaluz, posteriormente conocido como el Emirato de Córdoba y finalmente constituido en el Califato de Córdoba.
Según información recabada por este servidor, asiduo lector de la historia medieval, en especial de la reconquista y la gesta épica de la península ibérica, desde el punto de vista militar fue en la batalla de Las Navas de Tolosa, una de las más célebres de la Edad Media española, donde las huestes del rey demostraron su coraje, astucia y gran estrategia combativa, las huestes cristianas eran unos pocos cientos pero su preparación y su valor les hacia extremadamente útiles en el campo de batalla.
Junto con los caballeros de otras órdenes, conformaban la fuerza más selecta de las huestes cristianas. Además conocían bien las tácticas musulmanas (muchos habían combatido en tierra santa), por lo que podían contrarrestar las habilidades que habían dado a los almohades en triunfo en la batalla de los Alarcos años antes. Templarios, hospitalarios y caballeros de las órdenes locales de
Santiago, Alcántara y Calavatra formaron la segunda línea del ejército cristiano, bajo el mando de Gonzalo Núñez de Lara.
Estaban distribuidos en diferentes agrupaciones de combatientes, para que su ejemplo infundieses ánimos a las otras fuerzas menos hábiles en la lucha. Sus objetivos eran cargar con fuerza cuando fuese necesario y pegarse al terreno sin retroceder ante la caballería almohade más ligera, temeraria y siempre dispuesta a la muerte en nombre de su dios Alá.
Después mantuvieron un núcleo de defensa firme que desgastó a los musulmanes y que posibilitó el éxito de la carga final de los tres reyes presentes: Pedro II de Aragón, Sancho VI de Navarra y Alfonso VIII de Castilla.
No podremos en occidente vivir en paz y de forma ingenua no visualizar la amenaza musulmana que nuevamente se cierne sobre este mundo libre y siempre nuestra herencia colonial y religiosa debe jugar su rol.
El autor es abogado y Notario Público.