El domingo 27 de febrero de este año, salí a correr en Managua, en Carretera Masaya, donde he corrido por tantos años, me encontré con grupo de corredores que venían participando en una carrera, algo que me alegró mucho y me remonté el resto de los 14 kilómetros que corrí, en recordar lo que ha significado para mí este deporte como lo he hecho desde la edad de 21 años.
En 1981 inicié a correr como parte del entrenamiento de boxeo que recibía enfrente de la Universidad de Costa Rica, país donde residía en ese momento, no me gustaba mucho porque salía a correr con algunos expertos y hacían la tarea más difícil, pero aprendí que esa era la forma de mejorar y así empecé a correr primero por una necesidad en la práctica de otro deporte y después por el gusto de correr.
No sé en qué momento encontré en correr mi esparcimiento, pero ese era mi tiempo, tiempo de pensar, de soñar e inclusive de resolver algunos problemas, hoy sigue siendo uno de mis grandes pasatiempos, cuando corro vuelo con mi mente, ahí han nacido tantos artículos, he resuelto tantos problemas y he guardado en cajas otros para sacarlos en la próxima carrera.
Cuando volví a Nicaragua en 1995, ya había participado en varias carreras, así que en automático salía a correr, pero me encontré un panorama diferente no había nadie en las calles corriendo, al contrario me veían raro, pero eso no me importó, pensé tal vez así otros se me unen y los primeros que salieron a correr conmigo fueron mis hijos Daniel para ese entonces de 8 años, Alejandro de 5 años y Tomás de 3 años, corríamos con nuestro perro un Golden Retriver, pero bueno, al final no es un deporte que a todos les guste y solo Daniel se quedó corriendo conmigo y con él corrí un par de carreras fuera del país, todavía lo pueden ver correr en las calles. Como anécdota recuerdo que entrenando para una carrera fuera del país, en la costa del mar, lo que la hacía más dura, salía a correr al mediodía y más de una vez me gritaban “…viejo loco te va a dar un infarto” y otras cosas más que no voy a escribir, al final el infarto le va a dar más probablemente al que no hace ejercicio.
El ejercicio aeróbico como correr produce en el momento que se practica una activación del 70 por ciento de todos los músculos, mientras corremos los músculos liberan unas 400 sustancias químicas diferentes que recorren todo el cuerpo, estas sustancias químicas mensajeras ayudan a reducir el nivel de grasa y protegen contra el sobrepeso, además contribuyen al desarrollo muscular y contribuyen al rendimiento corporal. Correr regularmente refuerza el esqueleto porque se depositan más minerales en los huesos. Estos químicos también protegen al corazón del infarto contribuyendo a la elasticidad de los vasos y así evitan las calcificaciones coronarias. En fin son incontables los beneficios de correr con frecuencia.
Con el tiempo comencé a ver más personas de todas las edades en las calles corriendo y un buen día en septiembre del 2010 nació el grupo “Managua Runners” dirigido de muy buena manera, por Stefan Platteau, alguna vez corrí con ellos, pero yo soy corredor solitario y seguí corriendo solo.
Este último domingo que corrí en Managua, a una temperatura de 32 grados centígrados, recordé dichos momentos, sintiendo mucha alegría que tanta gente esté corriendo, caras nuevas y jóvenes que han encontrado en este deporte un momento de descanso mental, una pasión o un entretenimiento cualquier que sea la razón, al final lo importante es correr.
Correr me ha enseñado que la perseverancia es muy importante en la vida, al final todo lo que hagás con amor y pasión te completa, esto pasa también con los deportes. 35 años después siento lo mismo, una gran emoción al salir a correr y más aún si es una carrera en donde comparto con cientos o miles, así que no te quedés ahí leyéndome, ponete tus tenis y salí a correr, hoy 1 km, en 2 meses estarás corriendo 6… te lo aseguro.
El autor es cirujano Pediatra.
