Medidas en dólares, las exportaciones nicaragüenses habían caído un 16.7 por ciento al 27 de marzo de 2016, en comparación con el mismo periodo de 2015.
Esta tendencia afectó al valor exportado de la mayoría de los principales productos de exportación. Así, el café había caído en 12.8 por ciento, la carne en 19.5 por ciento, el oro en 4.5 por ciento, el azúcar en 13.5 por ciento, el maní en 27.6 por ciento, los frijoles en 26.9 por ciento, aceites y grasas en 68.4 por ciento y la leche en 60.2 por ciento. Es importante mencionar que las exportaciones de varios de estos productos también cayeron en volumen.
Esta caída en las exportaciones representó un menor ingreso de divisas del orden de 111.1 millones de dólares en comparación con el mismo periodo de 2015. Este monto, que se dejó de percibir en solo un trimestre, representa poco más de la mitad del monto que el país dejó de recibir como resultado de la caída del valor de las exportaciones en todo el año 2015. Si el valor de las importaciones aumenta, no solo en volumen sino también por precios —incluyendo el precio del petróleo— el país experimentaría un deterioro en los términos de intercambio con el exterior, que afectaría de manera importante el ingreso nacional disponible.
En términos de destino de las exportaciones, las caídas más significativas corresponden a los Estados Unidos, país hacia el cual el valor de las exportaciones fue de 41.9 millones de dólares inferior al mismo periodo del año pasado, y Venezuela, país hacia el cual se reportan exportaciones menores por 45.5 millones de dólares. Esta tendencia resulta preocupante para un país cuya economía es altamente abierta y dependiente del comercio exterior.
Aunque refleja en algunos casos problemas de oferta de productos debido a los efectos de la sequía, o la crisis en el esquema de cooperación petrolera con Venezuela, representa un indicador de que los vientos de cola favorables que nuestra economía experimentó hasta hace poco están cambiando de dirección.
Como se sabe, el volumen del comercio mundial ha estado creciendo a tasas decepcionantemente bajas desde la gran recesión de 2008/09. Pero en términos de precios por unidad, expresados en dólares de los Estados Unidos, el comercio mundial inició una escalada descendente que comenzó en junio de 2014. Desde ese mes, el índice de precios por unidad de volumen del comercio mundial se ha derrumbado en 23 por ciento.
Las importaciones del resto del mundo de los EE. UU., nuestro principal socio comercial, medidas de esta manera son 17.3 por ciento inferiores a las de junio 2014. La medida del volumen es un reflejo de una economía global que ha estado creciendo débilmente debido a una demanda global lánguida, pero en este caso puede hablarse de una manifiesta debilidad, no de derrumbe.
La medida de precio en dólares por unidad de volumen es un reflejo de dos fuerzas que ocurren simultáneamente: el colapso de los precios de las commodities y la fuerza del dólar estadounidense, o más bien la debilidad de ciertas otras monedas, especialmente el euro. No ayuda que desde el verano pasado el yuan chino se haya devaluado también frente al dólar, debido a que las exportaciones e importaciones desde y hacia China, medidas en dólares, han caído más que cuando miden en yuan. Estas fuerzas se han conjugado en un momento de la demanda mundial mediocre.
De cualquier manera, es tiempo ya de replantearse, de manera inteligente, la forma de inserción de nuestro país en la economía mundial. No se puede seguir dependiendo, en lo fundamental, de unas cuantas commodities de bajo valor agregado, baja complejidad y baja elasticidad en ingreso de la demanda a largo plazo.
*Economista
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