Cerca de la costa del lago de Granada están las paradisíacas isletas que atraen muchos turistas en cualquier época del año. Estas isletas se ubican frente a tres playas que se denominan Playa Grande, Chocote y Playa Asese. El historiador Alejandro Barberena escribió que, para diferenciarla de Playa Grande, a Playa Asese se le llama la “Playita”.
“La Playa de Asese es la más abrigada. Su nombre significa aguas mansas y frías. Hay menos número de islas aquí, pero se registran las mayores profundidades cubiertas en su totalidad por piedras volcánicas de gran tamaño”, afirmó Barberena sobre la Playita, de la cual también dijo que “es aquí donde a toda hora del día se ven los paisajes más primorosos de las isletas”.
En la Playita de Asese está ubicada la escuela Padre Nello Guillivi, la cual cuenta solo con cuatro aulas, a las cuales llegan a recibir clases 74 niños que están en niveles desde preescolar hasta sexto grado. Todos llegan en bote. No hay ni uno entre ellos que no sepa nadar y remar.
Justin Joan Jarquín Canales, de 11 años, ya está en quinto grado de primaria y desde que comenzó a aprender sus primeras letras y números estudia en la escuela Padre Nello, a como le dicen abreviadamente. Su mamá, Ericka Lucía Canales, se crió también en la comunidad, y cuando estaba pequeña tenía que viajar a la ciudad porque la escuelita aún no existía. Ella cuenta que antes de mandarlos a clases a los niños se les enseña el arte del remo y a nadar, ya que la mayoría de ellos vive en las isletas y, unos pocos, aunque vivan en tierra firme de todas maneras deben navegar para llegar a la escuelita.
“Es fácil (remar). Solo se viene así (hace gestos con la mano derecha), costeadito, cuando está el viento duro se viene así, que las lanchas no nos estorben, porque pasan lanchas por aquí”, explica Justin Joan.
La profesora Kenia Urbina cuenta que casi no hay deserción escolar porque todos los niños viven cerca y casi todos tienen algún parentesco entre sí.
“Para nosotros no es difícil venir en bote. A mí me gusta venir a la escuela. En el recreo jugamos pelota, la libierta (correr). Es alegre”, dice María Auxiliadora Díaz Jarquín, de 11 años de edad.
EL DIFÍCIL ACCESO A LA EDUCACIÓN
En la Playita de Asese viven unas 600 personas, según cálculos de organizaciones no gubernamentales que han llegado al lugar para apoyar con proyectos de energía solar y agua filtrada.
La principal diversión de los niños de la zona es nadar, cuenta Concepción del Rosario Altamirano Jarquín, de 32 años y quien tiene a su hijo Héctor Antonio Díaz Altamirano, de 9 años, en la escuela.
Por eso, cuando se encuentran en la escuela los niños aprovechan para jugar beisbol, futbol o simplemente para correr.
En realidad la vida en las isletas es de felicidad para los niños, pero los padres buscan asegurar que sus hijos se eduquen para que puedan tener mejores oportunidades. “Yo le digo a mi hijo que aprenda a leer y escribir, que ponga su nombre, que de algo le va a servir”, dice Altamirano Jarquín.
Las maestras y un maestro que laboran en la peculiar escuela también llegan en bote. Hace poco estuvo descompuesto el motor de la lancha que les puso a su disposición el Ministerio de Educación (Mined) y durante muchos días no hubo clase. La preocupación de los padres fue grande porque después, les ha pasado con los hijos mayores, cuando sus hijos llegan a secundaria sufren porque no tienen una buena base de primaria.
Afortunadamente la escuela Padre Nello ayuda en los primeros años de educación de los niños de la Playita de Asese. Esta escuela no tiene director sino solamente un responsable, porque es parte del Núcleo Escolar Rural Pedro Joaquín Chamorro, de Granada, que cuenta con escuelitas también en las comunidades Chocote, Costa Sur, Playa Grande y Diamante, en esta última también hay una escuela de secundaria.
El problema llega cuando los niños aprueban el sexto grado y tienen que ir a la secundaria. Ericka Lucía Canales cuenta que los padres de la localidad tienen que ahorrar para cuando sus hijos llegan a secundaria. “De la comunidad se sale en bote. En el puerto se paga un carro diario de ida, 10 pesos, y otro de vuelta. Es bastante difícil mandar a los hijos a estudiar. Aquí se vive de la pesca y la agricultura”, comenta Canales.
Un padre de familia contó a LA PRENSA que él mandó a su hija a la escuela secundaria en Granada, pero un taxista la comenzó a acosar. Lo enjuició cuando la hija le contó que el hombre la había “tocado”. El taxista cayó preso y el padre de la víctima fue duramente criticado por una parte de la comunidad. A la niña la tuvo que enviar a estudiar a Managua.
En la Playita de Asese hay universitarios, inclusive ya se graduó una joven de psicóloga y otra como pediatra, pero no es fácil para los padres de esta localidad enviar a sus hijos a la universidad. Mynor Arana, un padre de familia, cuenta que la mayor fuente de trabajo que existe es la pesca y apenas se consigue para la comida.
Principalmente se pesca tilapia, que se vende en el mercado de Granada a 70 u 80 córdobas la “piña” de cuatro peces. El guapote es más caro, uno solo puede valer 200 córdobas, crudo, pero es difícil pescarlo porque solo se encuentra en lo profundo del lago Cocibolca, donde hay muchas rocas.
Otra fuente de trabajo es laborar para los dueños de islas, muchos de ellos extranjeros, quienes precisamente a veces ayudan con becas a los hijos de los lugareños, para que estudien ya sea secundaria o en la universidad.
SIN BOTE
Aunque la mayoría de los habitantes de Playita de Asese cuentan con sus propios botes, hay algunas familias que no tienen y los padres deben recurrir a pedir “raid” para que sus hijos vayan a la escuela.
“Hay unos niños que vienen diario a la escuela, pero hay otros que no (por la falta de botes). Se pierden hasta una semana”, explica la madre de familia Ericka Canales.
Mynor Arana indica que un bote puede costar hasta 10 mil córdobas y eso es mucho dinero para la mayoría de padres que viven en la zona. Un bote más pequeño podría andar entres los 3,000 y 5,000 córdobas, pero “aquí solo se gana para la comida”, explica Arana.
De esa manera, lo más difícil para los niños de Playita de Asese no es viajar en bote todos los días para ir a la escuela. Eso es lo más fácil. Más bien los divierte. Lo difícil es cuando tienen que ir a secundaria, y más aún a la universidad. Sus padres no siempre logran recaudar el dinero necesario para la formación académica de sus hijos.
EL PROFESOR PABLO
Cuando LA PRENSA llegó a la escuelita Padre Nello para conocer las condiciones en que estudian los niños de la Playita de Asese, el equipo periodístico fue sorprendido por un profesor que, según se conoció, se llama Pablo, quien quiso evitar que se le hicieran entrevistas a los padres de familia y a los niños. “Solo los medios del Estado” pueden llegar a hacer reportajes en la escuela, explicó el profesor Pablo.
“Usted no puede venir aquí y hacer tomas así por así, a menos que sea ONG que traiga algún beneficio. Aquí han habido eventos y (los periodistas) no han venido. No tienen autorización para hacer eso”, le dijo de manera airada el profesor Pablo al reportero gráfico Manuel Esquivel.
“No señor, ya dijo la delegada (del Mined) que no tienen autorización”, insistió el profesor Pablo cuando se le explicó sobre el reportaje de LA PRENSA.
Luego, este profesor organizó la formación de los estudiantes, levantó los brazos y comenzó a rezar con los niños: “Padre nuestro que estás en los cielos…”.
A LA PRENSA no se le dio autorización para ingresar a la escuela.