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Los registros de Robin Wright se han transformado, lo mismo que su anterior papel de pareja de Sean Penn. Ahora, al cumplir los 50, la actriz está viviendo uno de sus mejores momentos.

Robin Wright, una actriz talentosa que lidera en Hollywood

De novia libertaria y comprensiva de Tom Hanks en “Forrest Gump” a esposa con fuerte carácter de Kevin Spacey en “House of Cards”.

Robin Wright todo el mundo la sintió tierna, libre y radiante, cuando ejerció como novia comprensiva y cariñosa de Tom Hanks en Forrest Gump (1994), papel por el que fue galardonada como mejor actriz de reparto en los Premios del Sindicato de Actores. Ahora, más de veinte años después, lleva unas temporadas transformándose en una mujer de carácter que demuestra todo su poderío interpretativo en la serie House of cards, dando réplica a Kevin Spacey.

Su personaje de Claire Underwood, esposa del congresista Francis Underwood, es una mujer codiciosa e independiente que ha calado tan hondo en la audiencia que le permitió conseguir el Globo de Oro en 2014 como mejor actriz dramática.

“Se me da bien expresar desde el estoicismo. Cuando mis hijos se ponían insolentes les miraba de esa manera y muy seria. Eso lo he usado para mi personaje”, confirmaba en una entrevista para Canal Plus hablando de ese personaje.

Al recoger el globo de Oro Wright comentaba a la prensa: “Creo que me he desarrollado tarde. Las mujeres siempre dicen sobre los hombres: va, cuando tenga cuarenta años tal vez madure. Yo he florecido tarde. Así es como me siento. Tengo casi 48 años, pero me siento como si tuviera 30 ”.

Ahora Robin Wright cumple 50 años y la estadounidense atesora tras de sí una carrera sólida y una personalidad arrolladora que transmite en pantalla.

TRABAJO Y VIDA FAMILIAR

Nació en Texas, pero criada en el sur de California, concretamente en San Diego, su madre era vendedora de productos cosméticos y su padre un ejecutivo en una multinacional farmacéutica, lo que le permitió vivir una infancia relativamente buena, aunque se le atragantaron los estudios y solo llegó hasta la secundaria.

Ya de adolescente hizo un intento en el mundo del modelaje, aunque no le fue muy bien y decidió pasarse a la interpretación, consiguiendo un papel en la serie televisiva Santa Bárbara (1984), por cuyo trabajo fue candidata en tres ocasiones a los premios Emmy en los años 1986, 1987 y 1988.

En los estudios de grabación conoció a quien se convertiría en su primer marido, Dane Witherspoon, con quien se casó en 1986, aunque la aventura romántica duró poco tiempo y se divorciaron en 1988.

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Wright se estrenó en la gran pantalla con el filme The Princess Bride (1987); y después vinieron State of grace (1990); The playboys (1992) y Toys (1992), junto a Robin Williams, hasta que llegó el gran éxito de Forrest Gump (1994).

Pero su trayectoria profesional sufrió un parón, al igual que les ha ocurrido a muchas otras actrices de Hollywood, debido a que prefirió dedicar algunos años de su vida a los hijos en lugar de su trabajo y, sobre todo, como es su caso, cuando además tenía un marido actor y de grandísimo prestigio.

Tanto, que Robbie, como la conocen sus amigos, era tratada en los círculos artísticos como “la esposa de Sean Penn”, con quien estuvo casada 13 años y con quien, entre reconciliaciones y problemas, estuvo casi veinte conviviendo, aunque desde hace unos años ha demostrado que ha sido y es una figura por sí misma.
Contrajo nupcias con Penn en 1996 y, desde entonces, no es que dejara de trabajar para la industria de Hollywood, pero se alejó de proyectos que exigieran demasiado esfuerzo y tiempo, aunque participó en filmes como “Message in a Bottle” (1999), junto a Kevin Costner, o “Unbreakable” (2000), junto a Bruce Willis.

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Dylan y Hopper —25 y 23 años, respectivamente— son sus hijos compartidos con Penn, y le sirven de referencia en su camino como madre. Ese ha sido el motivo, según ha confesado en algunas entrevistas, por el que nunca ha querido contar sus relaciones con el actor, aunque lo cierto es que ahora, a punto de hacerse con el medio siglo a sus espaldas, vive uno de sus mejores momentos.

En una entrevista a la revista Vanity Fair, la actriz comentaba que esa fuerza que posee le viene, entre otras cosas, porque todos los días, desde que tenía 16 años, practica 15 minutos de meditación y también será la fuerza del amor, porque ha vivido unos años, tras su ruptura con Penn, un intenso romance con Ben Foster, a quien le saca casi 15 años, y que a punto estuvo de acabar en boda.

Su vuelta al espectáculo le vino de la mano de David Fincher, el director que la invitó a participar en House of cards y con quien trabajó, tras su divorcio, en el filme The Girl with the Dragon Tattoo, basada en la conocida serie de novelas del sueco Stieg Larsson.

En declaraciones al Daily Telegraph, sobre su intervención en la serie dramática estadounidense, House of cards, basada en la miniserie británica inspirada en la novela de Micahel Dobbs, comentaba: “Yo comencé en el mundo del espectáculo haciendo televisión y no quería volver a aquello. Ni siquiera la veo mucho. Pero la televisión ya no es lo que era y, la mayoría de las veces, el material es mejor que en el cine”.

Así pues, Wright nos deleita con sus dotes interpretativas en los capítulos de la serie y demuestra a todos que, además de haber sido por decisión propia muchos años la mujer de un gran actor, es una actriz con todas las letras a la que la gran alegría profesional le llega en plena madurez.

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COMENTARIOS

  1. anonimo
    Hace 8 años

    Adoro a esta mujer y siempre me ha fascinado su habilidad para meterse en roles complejos sin mayores problemas. Su carrera no ha sido como la de otras actrices, que viven sus mejores en los veinte y después, al hacerse mayores ya no se la vuelve a ver aunque ellas quieran. Ella prefirió cuidar de sus hijos en la veintena y criarlos, y en su madurez se ha dedicado a demostrar lo que vale. Bien por ella, eso a lo que yo le llamo una mujer completa.

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