Un grupo de pobladores marchó desde la comunidad Santa Paula, al sur de Somotillo, hasta el desierto que ahora se observa en el cauce por donde corría el río Guasaule. Dicen estar desesperados por la falta de agua en sus hogares y a todo su alrededor.
Los pobladores consumen agua de pozos que han perforado en el propio cauce arenoso, pero declararon que se han enfermado del estómago, los niños presentan cuadros de diarreas, fiebres y erupciones en la piel, sin que autoridades del Ministerio de Salud se presenten.
En Palo Grande hay un Comité del Agua Potable (CAPS) que se encarga del funcionamiento de un pozo con el que se supone se debería abastecer también a Jícaro Bonito y Santa Paula, sin embargo en estos dos lugares el agua llega escasamente y a veces cada nueve días. A pesar de que ahora casi no reciben el servicio de agua, la tarifa se incrementó de 70 córdobas a 150 córdobas.
Los pobladores están indignados porque consideran que hay mala distribución del agua y algunos vecinos han empezado a salir del poblado, en busca de otras zonas donde puedan conseguirla.
“El agua de los pozos está contaminada, véanlo por favor que todos nos hemos enfermado. Nos urge que perforen un pozo”, clamó Ana Adlia Ordoñez.
CALORES INTENSOS
Por el intenso sol, las mujeres suelen taparse el rostro y los brazos. “Se ha complicado el agua, tenemos que consumir ese lodo que nos ha enfermado. Es una vergüenza que los niños estén sin bañarse, estamos como en Irak”, dijo Ermisenda López Aguilar.
Varias pobladoras tienen la voz apagada del polvo, temen perderla, ahora sufren por la falta del agua que buscan entre el polvazal y los pozos en el cauce donde apenas permite lavar y obtener un poco para consumir.
La pobreza campea, sin agricultura no hay trabajo y los pobladores esperan que las lluvias lleguen para ayudar en labores productivas..
Agustín García perforó un pozo del lado norte del cauce en el otrora río. Él lleva agua a su rancho y dice que por estar contaminada consume poco, tiene temor a que su familia enferme.
Fanny Herrera, de veinte años, al igual que varias mujeres de esas comunidades carga a su niña en busca del agua y refirió que la poca que logra conseguir la hierve para darle a su hija.
José Francisco Jarquin Cruz, concejal sandinista, originario de Palo Grande, declaró que la situación es crítica en el corredor seco, pues el manto acuífero ha bajado y los pozos no proporcionan agua para las comunidades que lo demandan.
Señaló que tras las gestiones a nivel municipal esperan la pronta repuesta de la perforación de un pozo. Se estima que 520 familias (3,100 habitantes) se registran en Palo Grande, Santa Paula y Jícaro Bonito, al sur de Somotillo, comunidades ubicadas en el limite con Honduras.