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Libertad de expresión

La puerta de entrada es una portada llamativa y un prólogo lúcido de Nelly Ramírez, donde se trasluce el grado de conocimiento que tiene sobre la problemática comunicacional y de la vida de Guillermo como apasionado de la escritura

Asedios a la libertad, de Guillermo Rothschuh V., es el título que menos equívocos provoca, entre otras cosas, debido a las dimensiones del tema que aborda y que trasciende el mundo mediático e irradia nuestra vida cotidiana.

La puerta de entrada es una portada llamativa y un prólogo lúcido de Nelly Ramírez, donde se trasluce el grado de conocimiento que tiene sobre la problemática comunicacional y de la vida de Guillermo como apasionado de la escritura, fomentando el debate y el diálogo sin cortapisas a cada momento.

El texto se inicia con el abordaje a profundidad del tema que le da título al libro Asedios a la libertad y va desmenuzando cada uno de los hechos y acontecimientos que giran alrededor de la libertad de expresión y que dada la particularidad de Nicaragua, merecen un análisis riguroso, con detalles que pinten las escenas y que además nos pueda situar como lectores, espectadores o protagonistas en algún momento dentro del escenario, para poder ser testigos de lo que está pasando a nivel de medios de comunicación y que es de sobra conocido tienen una repercusión enorme en la sociedad en su conjunto.

Guillermo nos presenta un panorama de la libertad de expresión desde la época somocista, Violeta Chamorro, Enrique Bolaños y Arnoldo Alemán. El arribo nuevamente al poder de Daniel Ortega abrió posibilidades inusitadas de propiciar un clima favorable para que los comunicadores sociales por fin desempeñaran sus roles en las mejores condiciones, pero fue una quimera, la realidad fue otra, a los pocos meses las buenas intenciones se pulverizaron, volvieron nuevamente los viejos vicios a entronizarse: Publicidad estatal solo para medios oficialistas, agresiones a periodistas para amedrentarlos, cierre de radioperiódicos por ahogamiento económico debido a la falta de anunciantes, etc.

Y lo que es más grave aún: una política de puertas cerradas donde el secretismo permea desde el Ministerio hasta las oficinas de poder local, todo lo que huela a gubernamental tiene el sello del pañuelo en la boca como en la pintura del portada del libro. Periodistas sabihondos, sabuesos e investigativos de la cosa pública los tienen a buen resguardo, ya que representan un peligro.

Como muy bien apunta Guillermo: “El problema de fondo sobre la libertad de expresión sigue siendo creer, que como en Nicaragua no hay periodistas detenidos y los medios no han sido ocupados manu militari, esta libertad se practica sin tropiezos”. No hace falta que te pongan las cadenas para que te sientas preso, de hecho ejercer el periodismo es una labor arriesgada y en circunstancias adversas se vuelve en extremo difícil, pero pese a toda las dificultades todavía sobrevive un sector de periodistas que se plantan frente al poder y lo cuestionan, no importando los riesgos que eso conlleva.

¿De qué vale tener una ley de Acceso a Información Pública, si los mecanismos para ponerla en práctica no se echan a andar? En Nicaragua el conglomerado social y sobre todo la gente pensante y los periodistas en particular han caído en una especie de conformismo y se aceptan las reglas del juego sin discutirlas de antemano. Ese adormecimiento paulatino no es un efecto totalmente mediático, pero se están creando las condiciones para monopolizarlo todo, inclusive la palabra y eso es grave.

La conformación del duopolio televisivo acaparando canales con la pretensión de no dejar ver ni oír voces discordantes, es una realidad en nuestro medio y como apunta Guillermo, ese mapa todavía no se ha configurado totalmente, pero ya sabemos hacia dónde apuntan sus objetivos.

Una de las fortalezas de este libro es que apoya sus afirmaciones con evidencias e incursiona en el orden jurídico con solidez y nos demuestra la gravedad del asunto de la libertad de expresión en Nicaragua.

El maridaje entre literatura y periodismo es una atracción fatal pero es al fin beneficiosa y lo demuestra Guillermo al presentarnos algunas novedades sobre García Márquez y Mario Vargas Llosa así como otros cronistas, que han sido referentes en nuestra profesión.

El homenaje que se le tributa a Elías Santana, joven periodista muerto prematuramente, es conmovedor dado el tipo de persona que era y como enfrentaba la vida con su eterna sonrisa.

El autor es catedrático universitario.

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