En una reciente conversación entre profesionales de diferentes ciencias debatíamos sobre la importancia del Estado, el derecho y la sociedad observando un profundo desconocimiento sobre los dos primeros temas de parte de quienes no ejercían la profesión del derecho.
Una pregunta sencilla me reveló todo: ¿Cuáles son los límites de Nicaragua?, casi al unísono respondieron como estudiantes de primaria: Honduras, Costa Rica y los dos océanos, y ante tal respuesta les aclaré que de conformidad con el artículo 10 de la reforma constitucional del 2014 y los fallos respectivos del tribunal de La Haya, el territorio nacional está comprendido entre el Océano Pacífico, Honduras por el norte y Costa Rica por el sur, pero además en el Mar Caribe, nuevamente con Honduras, y Costa Rica, Panamá, Jamaica, y Colombia .
Igualmente comprobé un profundo silencio cuando les solicité mencionar algunos de los derechos y garantías individuales, políticas, sociales, y de familia de conformidad con nuestra ley suprema.
Reiteré la importancia del respeto al derecho a la vida, la libertad, el debido proceso, expresión manifestación, asociación, participación ciudadana, sufragio, petición, concentración, movilización, etc.; muchos de los cuales no los ejercemos por la falta de conocimiento o por la inercia en que hemos caído.
Les actualicé sobre la modernización de la legislación penal, civil, laboral, mercantil y de familia que se ha producido en los últimos años en Nicaragua así como los cambios constitucionales que si bien es cierto se incluyeron artículos que deforman la democracia, en su mayoría mantienen por lo menos en teoría, la supremacía de la carta magna.
Quizás motivado por la falta de textos y metodología para los estudiantes universitarios o profesionales no afines al derecho, el doctor Oscar Castillo, colega, amigo y decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Upoli, publicó su más reciente libro: Manual de Derecho Aplicado, un compendio de teorías jurídicas y legislación en la rama constitucional, civil, laboral, mercantil y otros; no solo para abogados y estudiantes de leyes, sino para cualquier otra rama académica o interesados en el tema y que debería no solo servir de libro de texto, sino acompañar la lectura obligada de políticos o aspirantes, legisladores, profesores, empresarios y otros líderes de opinión.
Luego de escuchar mis argumentos sobre el controversial tema, uno de los miembros del coloquio manifestó casi airado: “A mí no me importa el derecho ni la Constitución, como a usted no puede importarle como se construye un edificio”.
A esta afirmación respondí con mucho énfasis: “La diferencia es que en su edificio podrán trabajar decenas o centenares de personas, pero en este país, la estabilidad nos corresponde a todos”.
Otro participante y con mucha razón me expresó: “De que nos sirve una buena Constitución y tantas leyes nuevas, si estas no se cumplen” y reiteré con una afirmación que debemos de asumirla con obligatoriedad y firmeza todos los nicaragüenses: “Si muchas no se cumplen, se debe a que no las conocemos o no nos interesan y por lo tanto no vamos a tener la suficiente entereza y patriotismo para defenderlas y hacerlas cumplir”.
Otro de los asistentes a la tertulia expresó: “Mejor cambiemos de tema”.
Qué piensa usted… ¿cambiamos de tema?
El autor es docente de derecho y periodismo