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Sueños para una Nicaragua ideal

¿Será posible que algún día, aunque sea lejano, podamos aspirar a crear en nuestra Nicaragua un sistema de gobierno que nombre a sus funcionarios tal a como son nombrados en Taiwán y seguramente en otros países desarrollados?

A propósito de una conversación que tuve hace unos años con el entonces embajador de Taiwán, don Antonio T. Sai, de gratos recuerdos en estos lares, he pensado muchas veces en cómo sería la Nicaragua nuestra si tuviéramos el buen sentido común y la disciplina para actuar como lo hacen en la democrática Taiwán. Conversé con el embajador indagando la forma en que había sido escogido para venir a desempeñar su cargo de representante diplomático en un lejano país como Nicaragua. Quería saber cómo acostumbraban a elegir embajadores en su país. Si era, como aquí, que el ejecutivo de turno escoge a sus amigos de mayor confianza o a sus partidarios para nombrarlos ministros o embajadores en otros países, o si usaban otro sistema.

La contestación del embajador me sorprendió grandemente. Me dijo que en Taiwán la escogencia no la hacía el presidente de la nación, sino que se hacía mediante una escogencia por capacidad. El Gobierno publica un comunicado anunciando la necesidad de nombrar embajador en tal o cual país y que necesita a una persona con las características requeridas: edad, estudios, títulos académicos, experiencias, etc. Cualquier ciudadano puede aplicar para el cargo. En el comunicado de aplicación se detalla la hoja de vida del solicitante y todos los datos en relación con su preparación académica. Lo que más me sorprendió fue que el solicitante omite su nombre, simplemente entra a concurso con un número que está impreso en la hoja de inscripción. Esta solicitud llega al Gobierno y es examinada por uno o varios comités encargados del asunto. Ahí se revisan las solicitudes y luego se escoge la que esté mejor calificada. Hasta ese momento se desconoce el nombre del aspirante, el cual está impreso dentro de un sobre lacrado que contiene el número del solicitante. Se rompe el sobre y se descubre el nombre de la persona escogida a quien se le avisa que ha calificado para el cargo y que su nombramiento es un hecho.

Como puede apreciarse, en este sistema no hay favoritismo para nadie, ni nepotismo de ninguna clase, ni amiguismo, ni tráfico de influencias ni nada que se parezca a los vicios que padecemos por aquí y que han sido una vieja costumbre desde hace largo tiempo no solo en Nicaragua sino que en muchos otros países latinoamericanos.

El señor embajador de Taiwán en Guatemala, con quien tuve el honor de compartir en un acto oficial del Parlacen, me confirmó lo dicho por el embajador T. Sai.

¿Será posible que algún día, aunque sea lejano, podamos aspirar a crear en nuestra Nicaragua un sistema de gobierno que nombre a sus funcionarios tal a como son nombrados en Taiwán y seguramente en otros países desarrollados?

Depende de nosotros mismos. Si seguimos permitiendo impasibles que esto ocurra sin siquiera mover un dedo para protestar o al menos criticar, nuestro sistema seguirá siendo cada día más imperfecto. Si seguimos conformándonos y vanagloriándonos con bajar el analfabetismo a determinado porcentaje, aunque esos alfabetizados no sepan más que cancanear unas cuantas líneas y escribir apenas su nombre y su apellido, como un garabato difícil de entender, entonces jamás alcanzaremos el sueño de esa Nicaragua ideal.

Para que un pueblo pueda llegar a esos niveles de desarrollo necesita ser no solo alfabetizado, sino que educado y culturizado. Al pueblo hay que enseñarle valores y esos valores se aprenden en el hogar, en la escuela primaria, se aprenden también leyendo a los grandes forjadores de ideas liberadoras en la historia, las artes y las ciencias. Se aprenden en una sociedad pacífica y armónica donde los ciudadanos amen verdaderamente a su país y quieran forjarse un futuro mejor. Esos son sueños para una Nicaragua ideal, me decía un amigo con quien conversaba sobre estos temas. Yo le contesté que las grandes realizaciones comienzan siempre con sueños que parecen irrealizables.

El autor es gerente de Radio Corporación y excandidato a la Presidencia de la República en 2011.

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COMENTARIOS

  1. Elizabeth
    Hace 8 años

    Tambien le hubiera preguntado si los y las taiwaneses desprecian la soberania de su pais y sus intereses como nacion por anteponer los intereses de EU a como acostumbran la decadente oposicion en nuestro pais. Tambien me acuerdo como se lucro/sangro don Fabio Gadea al pueblo nicaraguense cuando tamalon sangraba al pueblo desde q fue alcalde y posteriormente presidente q no era otra cosa q un titere de EU a como lo han sido estos lacayos serviles

  2. Corta Caña
    Hace 8 años

    Sabio no es, es Fabio. Si fuese sabio, hubiera logrado la presidencia, un autentico sabio, conoce el camino al liderasgo y el no supo cual es. Digame una cosa, Don Fabio, usted estaba preparado para gobernar sin revanchismo, sin excluir a la comunidad lgbt? Con todo respeto le digo algo, esta bonito el articulo, pero usted no tiene material presidencial.

  3. Raf
    Hace 8 años

    Don Fabio, Ud es sabio y por ello, por nuestra misma ignorancia no pudimos lograr que Ud haya sido nuestro presidente.

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