¡Por favor! traigan un libreto, otro guión, díctenle las palabras, pero hagan que McWilliams Arroyo hable. El vuelo de Puerto Rico a Los Ángeles le desintegró la lengua, la sorpresa de ser recibido por unos 12 periodistas nicaragüenses antes que tomara las llaves de su habitación lo dejó pasmado o quizás es su manera de ser. Arroyo parece ser un mudo con cuerdas vocales o es lo suficientemente astuto para ocultar su estrategia sobre el cuadrilátero.
“Solo puedo decir que será una gran pelea. Sé que Román es un buen boxeador. Yo traigo lo mío y él lo suyo”, así repetía una y otra vez las mismas expresiones el peleador boricua, quien arribó al Hotel Sheraton a eso de las 4: 00 p.m. de ayer.
A Arroyo le dio el síndrome de Cantinflas, cuando articulaba palabras repetía una y otra vez sin parar, no importaba cual fuera la pregunta, la respuesta siempre sería similar.
Su entrenador Anthony Otero fue el que más fuego y candela le colocó a la entrevista. No dijo mucho en lo que respecta la manera que pretenden inutilizar a González, si es que lo logran. Pero agregó: “Ya llegó el que va a vencer al ‘Chocolatito’, estamos preparados para conseguir la victoria a como de lugar”, resaltó, hasta que después de unos 20 minutos de estar estacionados en el lobby del Sheraton, decidieron tomar el ascensor e ir a su habitación, la cual es un misterio.
Para hoy Arroyo se prepara hacia el entrenamiento público, talvez después de haberse envuelto con el agradable clima que hace en Los Ángeles habla un poco más, desde las 12:00 del medio día, hora de Nicaragua, se espera que el boricua caliente y haga una pequeña sesión, luego tendrá el turno Dominic Wade, oponente de Gennady Golovkin y a la 1:00 p.m. el mejor peleador libra por libra del mundo, Román González, hará su entrada en el Wild Card Boxing.