Siempre llega el momento a todo boxeador en el cual necesita saltar hacia nuevos horizontes. Hay peleadores como Ricardo “Finito” López que tenía una disciplina inalterable para mantenerse toda la vida en 105 y 108, Román González no es de aquellos que deban permanecer, su compromiso en la báscula se mantiene pero su recuperación ya no es igual.
Su rostro es deprimente cuando la semana del pesaje se acerca y la presión se hizo evidente con su pérdida de cabello, pero mayor aún, fue clara la falta de constancia en momentos que McWilliams Arroyo se quedaba petrificado.
“El Chocolatito” de la noche del sábado fue espléndido, no necesitaba de jurados para ganar el combate, sin embargo, a él se le debe comparar con el retrato que ha proyectado su espejo, subió en 126 libras y lució a ratos lento. Quedó a distancia del golpe por golpe como ocurrió en el 2012 cuando derrotó al “Gallo” Estrada, los achiques de espacios que le realizó al “Chihuas” Rodríguez y parpadeó en la mirada de francotirador que tenía desde su nacimiento frente a Yutaka Niida.
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“Chocolatito” mostró un poquito de todo, no la plenitud del conjunto.
LAS 115 A LA VISTA
La ventana más cerca para seguir haciendo historia y verse de una mejor forma para Román son las 115 libras. Es tiempo de subir de categoría, la novela del joven pobre se acabó, el hambre monetaria ya no existe como es normal cuando se alcanza otro estatus.
Román lo sabe por eso solo piensa hacer un combate más en las 112, pero ¿por qué esperar más? En Los Ángeles se rumoró que en el mes de julio podría enfrentar en Las Vegas a Carlos Cuadras en las 115 libras, en 112 solo le quedaría la unificación ante Estrada, quien también piensa partir.
LA PREPARACIÓN DEBE MEJORAR
“Chocolatito” como todo boxeador que pretende exprimir su momento tiene muchas responsabilidades encima: anuncios, compromisos de trabajos, entrenamiento, su familia y amigos.
Todas estas situaciones hacen que un boxeador se desconcentre cuando tiene enfrente un combate importante.
Oscar De la Hoya en su mejor momento delegaba sus trabajos, los compromisos no entorpecían el trabajo principal, el cual era lucir sobre la tarima.
“Hay algunas cosas que debemos mejorar junto con mi equipo de trabajo”, indicó Román una vez concluida la pelea en su camerino. ¿Será que no está a gusto con el sistema de entrenamiento? ¿Quiere evolucionar pero su contexto no se lo permite?
Es tiempo de partir, empacar maletas de esa división, no existe drama y lo mejor es que el propio “Chocolatito” lo sabe.