El Pentágono afirmó el 29 de abril que el bombardeo a un hospital de Médicos sin Fronteras (MSF) en Afganistán en octubre de 2015 no es un crimen de guerra porque “no fue deliberado”, y confirmó las sanciones leves a 16 militares, al presentar la investigación oficial del ataque que dejó 42 muertos.
“El ataque no fue deliberado (…). Fue consecuencia de una combinación de errores humanos y técnicos”, señaló el general Joseph L. Votel, que dirige el Comando Central de EE.UU. a cargo de las operaciones en Oriente Medio, en una rueda de prensa.
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Votel reconoció que el hospital estaba en la lista de objetivos “a no bombardear“, pero indicó que la tripulación “no tuvo acceso” a esa información durante el ataque “en una situación de combate extremadamente intensa” contra los talibanes.