Con su obra de teatro El Inmigrante, el Nica, César Meléndez se ha convertido prácticamente en un embajador de la relación entre Costa Rica y Nicaragua. Él nació en tierra pinolera, pero desde los 4 años sus padres cruzaron la frontera para buscar un mejor futuro, y hoy rompe récords de taquilla en los teatros de ambos países.
El dramaturgo, que además ha escrito un centenar de obras artísticas entre teatro, poesía, canciones, conferencias con artes escénicas, adelantó a Revista Domingo que en el segundo semestre de 2016 presentará su show más célebre en el Teatro Nacional Rubén Darío, donde ostenta los récords de más salas llenas por espectáculos en la historia, según Damaris Garay, vocera del recinto artístico de Managua.
En esta entrevista, Meléndez habla de su salud, pues a comienzos de año se especuló con que padecía algún tipo de cáncer, y explora diversos ángulos de un tema que él conoce mejor que nadie: la sacudida relación entre costarricenses y nicaragüenses.
¿Hay racismo y xenofobia entre ticos y nicas?
Yo soy de las personas que no cree que existe racismo ni xenofobia. Yo lo que quiero pensar es que lo que nos está haciendo falta como pueblos, no solo de un lado sino de ambos, es formación en valores. Cuando hay carencia en la formación de valores, tenemos apreciaciones erróneas. Y estamos en un momento histórico porque en Costa Rica el año pasado decidieron modificar de manera oficial el artículo uno de la Constitución Nacional. Lo primero que dice la Constitución ahora es: “Costa Rica es una República democrática, libre, independiente, multiétnica y pluricultural”. Eso significa que desde el punto de vista de la legalidad, desde el primer artículo, lo diverso es incluyente. Lo diverso forma parte del elemento cultural y la xenofobia o el racismo no tienen cabida.
¿Pero extraoficialmente se puede percibir, cuando uno vive en Costa Rica, que existe cierto desdén hacia el nicaragüense o no?
Hay algo a nivel popular que yo quiero llamar desconocimiento de los valores fundamentales más básicos: el respeto. Hay mucha gente que no conoce la esencia de lo que pudiera llamarse respeto, entonces de una manera muy fácil irrespeta la condición del otro. Eso lo que demuestra es que hay una gran ignorancia. Cuando vos irrespetás a una persona en su condición humana, significa que sos ignorante de tu propia condición humana. Cuando no lográs comprender que una palabra ofensiva duele, no físicamente sino en el alma, posiblemente sos una persona a la que no le enseñaron el respeto hacia la diferencia. Y eso es justamente lo que nosotros hemos tratado de enseñar con mi obra El Inmigrante, El Nica. Pero lo hacemos con amor, con humor y con dulzura.
¿A qué cree que se debe esta ignorancia?
A que un segmento de la población no ha tenido acceso a un plan de educación oficial o privado que les diga “muchachos hoy vamos a hablar del respeto que hay que tenerle a las otras nacionalidades”. Costa Rica tiene un reconocimiento internacional porque tiene una población educada, donde se invirtió tiempo, dinero, esfuerzo, y hasta la fecha, muchos millones de colones para tener una población educada a lo largo de 20 o 30 años, en que el ambiente se respeta. Esa fue una inversión de educación para que hoy Costa Rica pueda tener un lugar privilegiado entre los países que van a la vanguardia para evitar el calentamiento global. Claro que hay un interés, porque detrás de esto había una intención de mediano plazo de salir de un sistema económico agropecuario donde los principales ingresos provenían de la agricultura y sobre todo del café, y cambiarlo por el turismo.
Y que además no tiene ejército, figura que también han sabido vender para su propio bien.
¡Claro! ¡Y en Nicaragua puede ocurrir lo mismo! En la medida que los medios de comunicación, las escuelas, las universidades, ¡desde el Congreso de la República! Se presente un proyecto para que una determinada cantidad de población que va creciendo, cargue a nivel generacional con una información que gire alrededor del respeto de la vida. Si eso pasa, nunca más volverá a haber guerra en este país.
¿Las redes sociales son una plataforma donde se observa esa falta de valores con el respeto a la vida?
Claro. Y las tecnologías permiten que las personas de cualquier parte y con cualquier nivel de educación y formación humana o académica tengan acceso a ella. Hace años, cuando no existía la tecnología, la gente que necesitaba expresar sus más bajas pasiones en el único lenguaje apto para ellas, se iban a los inodoros. Entonces vos entrabas a un inodoro y veías a cuántas personas les ha hecho falta amor para conducirlos hacia otros linderos. Para mí, mucho de lo que aparece en redes sociales son inodoros colectivos. Grafitis groseros, palabras soeces. Porque, con el perdón por la palabra, solamente en un lugar donde hay tanta mierda se puede entender que se escriba tanta mierda. Y con el respeto a la marca, yo a Facebook a veces le llamo Hatebook (“hate” significa odio in inglés. “Hatebook” significaría libro del odio). Hay personas que ponen su peor cara ahí.
Y tienen muchos seguidores en algunos casos…
Hay gente que entiende que expresar su odio contra alguien es bueno. Hay gente que entiende que expresar su odio contra los nicas es bueno. Y hay páginas destinadas a despotricar contra el ser nicaragüense. Al igual que en Nicaragua hay gente que está esperando que le digan algo para descargar sus frustraciones, su universo interior, contra los ticos. Lo triste es que no han aparecido personas que con amor les presenten a todos estos individuos un mensaje diferente con valores sobre el respeto para ver si ellos lo pueden aceptar.
Pero usted dice que no cree que existe la xenofobia entre ticos y nicas… ¿Es entonces un sector pequeño el que carece de valores y practica la hostilidad hacia ticos o hacia nicas?
Es una parte muy pequeña porque yo he estado en prácticamente todo Costa Rica y no he vivido eso, sinceramente. Y en todo el país ha habido gente que me contrata y he hecho un sinfín de actividades de toda clase con ticos.
En su calidad de migrante que logró desarrollarse en el país donde llegó, ¿qué opina de las nacionalidades?
Las nacionalidades es estar pensando en pequeño. Denotan una gran ignorancia del papel que tenemos que desempeñar en este planeta como seres humanos. Tener una nacionalidad es la oportunidad para estar orgulloso de formar parte de un pedacito del todo. Cuando perfectamente podría sentirme orgulloso del todo. ¿Por qué educan para sentir satisfacción, honor, gloria de un pedacito? No entienden todavía que mientras más grandes hagamos esos pedacitos hasta por lo menos entender que el planeta Tierra es nuestro, vamos a tener muchos más beneficios. Las fronteras a mí me dan pena. Están en las mentes. Nosotros formamos parte de una sola nación.
¿Si no hubiera fronteras los ticos y nicas tendrían un mejor conocimiento de quiénes son en verdad y no se irían por un imaginario colectivo o por estereotipos?
Conocer una cultura nueva es fascinante. En la medida que vos tenés la apertura y la voluntad de abrirte al conocimiento y el conocimiento está también abierto para acoger a otras culturas, casi que automáticamente estás aprendiendo respeto. Porque si además elementos de esa cultura nueva te llaman la atención por alguna razón biológica, psíquica, orgánica; y si te acercás, más de una cosa te puede resultar fascinante. Y si además la cultura te abre las puertas y empezás a tener relación con esa cultura, amigos y hasta afectos con miembros de esa cultura, aaahh, tu alma está tomada (suspira). Entraste a la parte del afecto y sos de esa cultura. Cuando vos te acercás a las culturas perdés el miedo.
Pero esas fronteras están muy cerradas. Todavía se exige visa para que nicas entren a Costa Rica por ejemplo y los gobiernos mantienen relaciones por lo menos frías.
Hay un interés por parte de algunas personas de este lado y del otro en que nosotros no nos hermanemos. En que no nos veamos como hermanos. Porque es un gran negocio. Sacan provecho y tienen un interés en ese provecho. ¡Divide y vencerás! Ellos quieren vencer en algo y si nosotros estamos juntos no lo lograrían.
¿Un ejemplo, en concreto?
Es un ejemplo de mi vida real. Yo estoy haciendo El Nica desde hace 18 años. Durante el gobierno tico anterior, de Laura Chinchilla, hubo gran cantidad de exacerbación de ánimos en contra de ciertos segmentos de nicaragüenses… Hacia el sector político, por decir algo, pero que manchaban a todos los nicaragüenses… El asunto es que durante ese período resultó muy particular que en Costa Rica, y espero que si alguien lee esto y yo estoy equivocado, me pueda corregir; había una intencionalidad de echarnos a pelear nicas contra ticos. Había mucha gente interesada en hablar mal de los nicas, de hablar de todo lo que nos distancia. Y yo en ese momento tenía tal vez 13 o 14 años de hablar de todo lo que nos acerca… Y lo hermoso lo viví desde mi habitación, cuando vi que había un grupo grandísimo de personas ticas diciendo que recordáramos que los nicas son nuestros hermanos… Yo quise entender que el granito de arena que he tratado de poner con El Nica estaba dando resultados. Desde que iba a presentar la obra en colegios, en universidades, desde mi comienzo.
Hablando de sus inicios… ¿El Nica es basado en su propia vida?
Sí, aunque yo vine a Costa Rica de pequeño y mi personaje, José Mejía Espinoza, es un padre que quiere darle pan a su esposa y su hija y decide cruzar el río. Mis padres me trajeron cuando tenía 4 años. Yo les tengo un respeto enorme por eso que hicieron. La valentía que hay que tener de desarraigarse, porque no es lo mismo que te echen de tu país a que decidás autodesarraigarte. No es lo mismo que tengan que quitarte el estómago porque vos tenés un problema a que vos tengás que quitarte el estómago porque necesitás deshacerte del órgano que te está haciendo infeliz. Porque tres veces al día por lo menos necesitás darle algo para que deje de producir ácido.
¿Usted qué piensa de INN y los chistes que hacían en sus inicios sobre ticos?
Disculpá mi ignorancia, pero no sé quiénes son… Contame.
Son dos humoristas nicas que tienen mucho éxito y comenzaron con sketches muy fuertes y vulgares contra Costa Rica, aunque últimamente han bajado el tono porque tratan de proyectarse internacionalmente. A uno le negaron oficialmente la entrada a Costa Rica este año.
Bueno, a mí me parece que estas son actitudes correctas. Con todo respeto lo digo, sin conocer nada de su trabajo, pero así como vos me lo contás, a mí me parece que lo que ha ocurrido está en el marco de lo correcto. Es decir, si vos sin conocerme hablás de mí a mis espaldas, si no tenés la valentía de venir a decirme las cosas de frente… Si estás detrás de una frontera diciendo cosas soeces de mí y además de esto, por alguna razón, querés entrar a mi casa… Y todo el barro que has tirado hacia este lado causó estragos… Porque ideay fijate que el barro manchó las paredes. Tuve que lavarlas. Manchó la bandera y ¡cómo cuesta lavar esta bandera! Porque no alcanza entera en la lavadora. La lavé por partes porque mi bandera es tan grande… Todas las banderas son muy grandes. Pero fijate que lo que más me incomoda es que a mi mama, que no tiene nada que ver con esto, la pringaste en el ojo. Y ella tiene problemas de vista y fijate que se complicó. Está a media hora que la operen. ¿No sabías lo del ojo? Ay, perdón. Pero bueno, fijate que no creo que sea conveniente que vengás. Ahora, si vos me decís que ellos están cambiando, maravilloso. Tienen una hermosa posibilidad que les da la vida de educarse más y llegar a conceptos como el respeto. Es posible que todavía no haya aparecido alguien que con amor les cuente las responsabilidades del ejercicio de ser creador, ser artista.
Por último, en Costa Rica hubo rumores de que usted tiene cáncer porque estuvo internado en Oncología en el hospital josefino San Juan de Dios. ¿Es verdad eso?
Sí, es verdad que estuve ahí, pero fijate que no sé mi diagnóstico. Hubo gente que hizo sus propias conclusiones pero no estuvieron allí. No sé cuál es el diagnóstico y si lo supiera posiblemente no te lo compartiría o te invitaría, digamos, porque sos un comunicador al igual que yo, a que magnifiqués el bien a través de una comunicación lo que se puede entender por un mal. Cuando una persona llega a un hospital la gente dice: “Está mal”. Y si de repente llego a Oncología, lo relacionan con cáncer y dicen: “¡Ala púchica!” Lo que pasa es que ese hospital está tan lleno y hay tan pocas posibilidades que las únicas tres camas que estaban vacías eran en Oncología y a mí me dieron una de esas. Pero le agradezco a todas las personas que tuvieron la gentileza de preocuparse a través de tu medio para decirles gracias por las oraciones y meditaciones.
PLANO PERSONAL
César Meléndez nació en Nicaragua el 24 de marzo de 1966, es tico-nica y está casado con la argentina Cristina Bruno.
Hace un año tuvo a su primera hija, María Paz, en Costa Rica, donde reside, y describe la experiencia como “divina”.
Es productor artístico, director, dramaturgo, actor, conferencista, y añade: misceláneo, guachimán, rasta, mariachi y bailarín.
Su casa se encuentra en la provincia de Heredia, en Ribera de Belén, y allí tiene a ocho perros, dos gatos y una iguana.
Es tan amante de los perros que aparte de los ocho que habitan su casa, cuida a otros nueve en el patio mientras encuentre quién los adopte.
Es vegano, es decir, no consume productos de origen animal.
En sus ratos libres, que asegura que no son tan libres, le gusta meditar.
Ha ganado varios premios en todo el mundo, entre los que destacan Mejor Actuación en el Festival Internacional de Teatro Hispano en Washington, Estados Unidos; Mejor Actuación en el Encuentro Internacional de Teatro Azul en Buenos Aires, Argentina; y representó a Costa Rica en el Festival Internacional de Teatro El Quijote en París, Francia.