El crecimiento de un 4.7 por ciento de la economía del país no se ve reflejada en el bienestar de la población nicaragüense, con casi un 50 por ciento viviendo en la pobreza y un 20 por ciento en la extrema pobreza, a tal punto que familias completas viven con menos de un dólar al día. Mientras tenemos magistrados, diputados y muchos políticos que ganan grandes salarios a costa de un pueblo empobrecido.
Para los empresarios, funcionarios estatales y algunos organismos internacionales, el crecimiento económico del país es positivo, pero al parecer casi no se interesan por el desarrollo del nivel de vida del pueblo. Afirmar que la población vive bien solo porque el PIB ha crecido en los últimos años es incorrecto, debido a que el PIB no te indica la distribución de ingreso, ni la calidad de vida, ni tampoco los estándares de vida de la población. Esto lo podemos afirmar al ver las cifras de Nicaragua en materia de desarrollo social: el país ocupa el puesto 78 de 133 del IPS (Índice de Progreso Social).
Nicaragua está en el lugar 95 en lo que se refiere a saneamiento de agua, 90 en el desarrollo de la calidad y acceso de vivienda, 67 en libertad personal y elección. Todos estos índices muy bajos nos demuestran que a pesar del impulso que ha tenido nuestra economía seguimos teniendo niveles muy bajos de calidad de vida a nivel mundial.
Es descarado por parte del Gobierno afirmar que nuestra gente está “viviendo bonito”, cuando tenemos profesores que reciben un salario que apenas les da solo para poder subsistir ya que con los pagos que reciben no alcanzan ni para pagar la canasta básica
Algunos aspectos del desarrollo social mejorarán poco a poco, pero los principales factores que hacen que el bienestar social crezca son dos: educación y salud. Pero el Gobierno prefiere invertir millones en “árboles de la vida” en vez de invertirlo en una mejor educación para los nicaragüenses. Y para mayor contradicción, se recortaron en el presupuesto de este año 239.47 millones de córdobas a educación y 165.70 millones más al sector salud y lo peor del caso es que se recortó todo ese dinero para destinarlo a la Policía Nacional y al Ejército.
Costa Rica, que se encuentra en el puesto 28 del IPS, abolió su ejército quedándose solo con la policía nacional para invertir ese capital en educación, en nuestro país es lo contrario. Es de esperarse. Un presidente que con costo terminó la secundaria qué sabrá del valor de la educación para el bienestar y desarrollo de un país.
Nuestra nación está en el puesto 92 de 133 en referencia a acceso a conocimientos básicos. Con un nivel bajo de escolaridad y un porcentaje también bajo de jóvenes que logran terminar la secundaria, nuestro país seguirá estancado en la miseria. A pesar de tener un crecimiento económico andante seguiremos teniendo un déficit en el desarrollo social.
Nicaragua no está para estar ubicado como el país más pobre de la región, con la cantidad de recursos que poseemos.
Si queremos ser un país donde no exista la miseria ni el hambre, debemos preocuparnos por mejoras en la educación que es el mejor impulsador de la economía y bienestar social.
El autor es estudiante de Administración de Empresas.