Imagine a una abuelita… Seguro piensa en una anciana de moño blanco sentada en su mecedora bordando un calcetín y no en una joven enérgica como Francis Ponce, madre a los 13 años, abuela a los 32. Podría parecerle ahora que el caso de Francis es inusual. No lo es. Las estadísticas de 2014, que hasta hoy son las más recientes, colocaron a Nicaragua en el primer puesto de maternidad precoz, por encima de todos los países de América Latina. Y los embarazos adolescentes no ocurren una sola vez en cada familia, suelen replicarse de generación en generación.
En la familia de Francis, por ejemplo, la maternidad precoz ha sido una constante. Su madre y la madre de su madre también fueron abuelas “a los treinta años y pico”. Y lo mismo ha pasado en las familias de Karem, Carla y Ana.
En su edición de mayo, que circula a partir de hoy, la revista Magazine narra las historias de estas cuatro jóvenes abuelas, cómo se repitió el ciclo de los embarazos prematuros y de qué manera viven su temprana “abuelitud”.
La revista también incluye la historia de Kelsang Sangzin, la primera monja budista de Nicaragua. Ella viene de una familia católica y hace algunos años solía ser una profesora universitaria llamada Claudia Pereira.
