En la gran nación del norte, definitivamente cada día se abren más las puertas a una ineludible victoria de una segura nominación, de la extraordinaria exsecretaria de Estado Hillary Clinton, quien ya se asentó en la recta final, como la preferida de su partido Demócrata. No solo por sus electores, más por los elocuentes habitantes de esta gran nación de los Estados Unidos.
Definitivamente las elecciones son basadas en una plataforma demócrata: “de la gente, por la gente y para la gente” (presidente Lincoln). Las elecciones presidenciales de cualquier sociedad, deben ser las celebraciones más genuinas, donde se demuestre de una manera irrefutable, la voluntad del pueblo. Así todos juntos en júbilo, el pueblo y el nuevo líder, busquen y elaboren las mejores pautas a seguir, para enaltecer su nación. Todo candidato debe priorizar el beneficio de su país, en el ineludible fortalecimiento de la clase media. El cual es uno de los grandes primordiales bastiones que establece la estabilidad social, y económica de todo país.
Desafortunadamente algunas veces la falacia y la calamidad se disfrazan de peligrosos candidatos. Quienes se lanzan a la palestra electoral juegan con el sueño e ilusiones de miles de ciudadanos. Pero, bueno, diría… “elecciones libres”, esta es la democracia per se.
En el caso de los EE. UU., para iniciar, a las elecciones presidenciales se presentan los candidatos asistidos con técnicas precisas: primarias o caucuses. Luego se promueven entre otros participantes, quienes a medida que transcurre el proceso electoral se eliminan posibles candidatos de los dos partidos, por el voto popular, a su vez representados por los delegados. Para luego de culminar las dos grandes convenciones, entrar en la recta final de las presidenciales en noviembre.
Algunos estados obtienen más delegados que otros, como Florida, Nueva York y California. Lo mismo que hay diferencia en la manera que los dos partidos tradicionales adquieren los votos de sus delegados. En los demócratas, los delegados son proporcionales a los votos que adquieren sus candidatos, más en el de los republicanos, con algunas pocas excepciones, el que gana los toma todos.
En la noche del pasado súper martes quedó claro que madame president, será la candidata nominada por su partido Demócrata. El escuálido triunfo del señor Bernie Sanders en Indiana, no melló el camino que la señora Clinton ha logrado (52.7 por ciento y 47.3 por ciento).
Consolidó 2,215 pledged y umpledged delegates or (conocidos comúnmente como superdelegates) contra 1,442 delegados de Sanders. Los cuáles son adquiridos por los números que suman los votos expresados por sus seguidores. El total de delegados para lograr la nominación Demócrata es de 2,383 delegados. Es preciso que el candidato Sanders endose a la señora Clinton, para así de una buena vez, el enfoque de ella y su equipo sea el de fortalecer los puntos estratégicos, para postularse ganadora en las elecciones presidenciales de este noviembre, del 2016.
Por el partido Republicano tenemos como indudable nominado al señor Donald Trump, con 1,053 delegados de los 1,237, para ganar la nominación, quien conduce a este tradicional partido a una de sus peores equívocas políticas electorales. Probablemente nos enfrentamos a una de las campañas más rudas y fuera de tono en la historia de esta gran nación.
Siempre enfatizó lo crucial que es la educación integral en toda sociedad, para evitar que un posible equivoco líder sea un caos no solo para su nación, más para la armonía mundial.
Es enaltecedor de una u otra manera cómo el pueblo estadounidense expresa y ejerce con regocijo ciudadano, la libertad de escoger a su futuro líder, cada cuatro años, y con la posibilidad de repetir solo otro término más.
Yo exhorto a que los seguidores del senador Sanders, a los independientes, e inclusive los seguidores de los otros excandidatos republicanos, se sumen y apoyen a la exsecretaria de Estado Clinton, para lograr un triunfo incluyente contundente. Solo así vamos a poder enfrentar victoriosamente a una de las mareas y vaivenes más irregulares, de la política no tradicional. (13 por ciento dice que apoyaría a Clinton).
Espero que este camino seguro a la anhelada presidencia de esta gran nación, la cual ya inició, llegue a un feliz término de unidad, fervor y éxito donde el gran ganador y galardonado sea indiscutiblemente el pueblo estadounidense.
La autora es escritora/ consultora.