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La paz de los cañones

Querida Nicaragua: “Si quieres la paz —se decía en tiempos de antaño—, prepárate para la guerra”. Eran los tiempos en que los problemas se resolvían a base de cañonazos que terminaban produciendo inmensa cantidad de muertes.

Querida Nicaragua: “Si quieres la paz —se decía en tiempos de antaño—, prepárate para la guerra”. Eran los tiempos en que los problemas se resolvían a base de cañonazos que terminaban produciendo inmensa cantidad de muertes, personas inocentes obligadas a tomar las armas para, según decían, “defender a la patria, defender la soberanía nacional”. Lo que realmente defendían eran los intereses de los políticos ambiciosos de poder y riquezas. Hoy en día, en pleno siglo XXI, luego de que el mundo ha sufrido cruentas guerras que han dejado millones de víctimas y sufrimientos sin límites en centenares de países, debería esperarse que la humanidad hubiese tomado nota de tantas desgracias como han producido las guerras y que todos hoy en día deberíamos vivir en paz, aunque fuera por el temor de nuevas conflagraciones y nuevas desgracias.

Sin embargo, nunca ha sido posible un detente en la proliferación de las armas en las grandes potencias del mundo y en muchos otros países que se han empeñado en producir armas de mayor alcance gracias a una tecnología diabólicamente inclinada hacia la destrucción de la humanidad.

Se cuentan con los dedos de la mano algunos países que orgullosamente han abolido sus ejércitos para dedicar sus esfuerzos productivos hacia la educación, la salud, la infraestructura y la investigación científica de sus ciudadanos. La inmensa mayoría de países en el mundo se precian de exhibir ejércitos cada vez más grandes y armamentos cada vez más numerosos y sofisticados. Inclusive en los países democráticos proliferan los ejércitos y las armas utilizando inútilmente el presupuesto que debería invertirse en causas nobles. En cuanto a los países regidos por dictadores obviamente los presupuestos destinados a los ejércitos son generalmente enormes. Pasan años sin que nadie los ataque ni los amenace, pero nunca dejan de incrementar el número de efectivos y de armas modernas, aviones supersónicos listos para despegar en cualquier momento, enorme cantidad de fusilería modernísima, tanques y cañones dispuestos a librar una guerra imaginaria.

Y está muy mal que lo hagan países con altos índices económicos, países de grandes territorios que supuestamente deben defender, pero está peor que lo hagan pequeños países que nunca salieron del subdesarrollo, que todavía no han podido enseñarle a leer y escribir a sus pueblos, países donde muere un enfermo en la acera de un hospital por falta de atención, por negligencia médica, pobres países donde muchos asesinatos no son ni siquiera investigados y las autoridades guardan el más profundo silencio.

¿Para qué quiere nuestro pobre país cincuenta tanques de guerra que le costarán al pueblo 80 millones de dólares que no tiene? ¿Contra quién estamos en guerra? Costa Rica, nuestra vecina del sur hace sesenta y ocho años que abolió el ejército. En lugar de comprar rifles, tanques y cañones construyó escuelas, especializó a centenares de maestros, compró miles y miles de cuadernos, libros y lápices. Y ahí tenemos a Costa Rica con niveles de prosperidad diez o quince veces mayores que los nuestros. El ejemplo lo tenemos ahí no más, a unos cuantos kilómetros. Ahí no necesitan armas, los tanques de guerra serían un estorbo, ellos viven en paz y eligen autoridades cada cuatro años en una verdadera y auténtica fiesta cívica.

Dios mío. En los años ochenta el orteguismo le heredó al pueblo nicaragüense una deuda de 12 mil millones de dólares que poco a poco fueron pagando los gobiernos democráticos. Ahora, cuando el danielismo tomó el poder en el 2007 y lleva nueve años en él la deuda externa está llegando a 10 mil millones de dólares. Y así seguimos comprando cincuenta tanques de guerra para dispararle al aire en los desfiles del 19 de julio.

Algún día, algún presidente en el futuro de nuestra pobre Nicaragua, abolirá el ejército y venderá como chatarra tanto rifle y tanto tanque de guerra.

El autor es gerente de Radio Corporación y excandidato a la Presidencia de la República en 2011.

Columna del día Costa Rica fiesta cívica Orteguismo archivo

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