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No todo está consumado

El calendario para las elecciones del 6 de noviembre que presentó el Consejo Supremo Electoral (CSE), atenta contra la institucionalidad del principal partido de oposición —que es el PLI—, al reconocer a grupos disidentes de dicho partido que carecen de legalidad. Y alienta la abstención en vez de promover la participación electoral de los ciudadanos.

En la inusual demora de la convocatoria a las elecciones se reflejan los dilemas que Daniel Ortega no ha resuelto todavía, como la selección de la candidatura vicepresidencial del FSLN y la determinación de los diputados orteguistas que van a repetir. Pero el objetivo principal del orteguismo es alentar la abstención por falta de garantías electorales, a fin de que en las elecciones de noviembre solo participen con el FSLN sus aliados de zacate y los candidatos zancudos.

Por eso es que no se han tomado en cuenta las justas demandas planteadas por la oposición desde mediados del año pasado, en el documento titulado “Propuesta urgente para devolver a los nicaragüenses el derecho a elegir”. Y por ese mismo no atiende la advertencia que han hecho 27 prominentes ciudadanos acerca de que el fraude electoral cierra el camino a soluciones pacíficas de las naturales controversias y conflictos políticos, y alienta la violencia, como ocurrió con la dictadura somocista a la que tanto se parece cada vez más el régimen dictatorial orteguista.

Daniel Ortega no quiere entender razones aunque estén animadas de las mejores intenciones. Con insólita arrogancia ha despreciado incluso a los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, que en su histórica carta del 21 de mayo de 2014 le pidieron que hiciera reformas al sistema electoral “para garantizar en el 2016 para Nicaragua un proceso electoral presidencial absolutamente transparente y honesto”.

Ortega ha desestimado las demandas que en ese mismo sentido han presentado otras iglesias cristianas, y ha ignorado también las sugerencias de las misiones de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE), después del fraude en las elecciones de noviembre de 2011, de que se deben adoptar medidas legales y políticas para restablecer la confianza en el sistema electoral.

Sin embargo, a pesar de las insuficiencias y trampas del calendario electoral no todo está consumado y la oposición no debe darse por vencida. La lucha por las garantías electorales debe continuar, incluyendo la demanda de observación internacional de la OEA y la UE, pues aunque los observadores llegaran cuando ya el proceso electoral esté avanzado lo esencial es que puedan hacer y dar a conocer un conteo rápido de las votaciones, antes del informe oficial de los resultados.

La oposición auténtica no debe facilitarle a Daniel Ortega su juego político antidemocrático. Su obligación es complicárselo y tiene que ingeniárselas para encontrar la manera más efectiva de hacerlo.

COMENTARIOS

  1. Pancho Madrigal
    Hace 8 años

    En algun momento pense que Ortega era mas inteligente que Somoza y sabria decidir OPORTUNAMENTE su salida de la politica para no seguir robando y oprimiendo mas a paisito. Pero tal parece que me equivoque con este dictador de turno. No aprendio del todo las lecciones de la historia y esta repitiendo los mismos errores estupidos del dictador Somoza. El mismo se esta poniendo la soga al cuello y el pueblo sabra cobrarle en su momento ya que del pueblo nadie se escapa.

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