Originalmente se acuñó este término en la medicina para describir el síndrome diarreico con tres o más evacuaciones no formadas o líquidas en un plazo de un día que se acompaña de dolor y/o calambres abdominales que afecta a viajeros de países industrializados que visitan zonas tropicales o tercermundistas.
Ahora se utiliza para todo tipo de viajeros y es un tema de interés de la emporiatría o campo del conocimiento médico que se entiende de la medicina de los viajes y viajeros. América Latina, sur de Asia y África estamos catalogados como regiones de riesgo alto para DV, pero el peligro se considera “bajo” en Estados Unidos, Canadá, Europa noroccidental, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia.
En el 85 por ciento de los casos de la DV encontramos microbios del tipo de bacterias como E.coli enterotoxígena, Shigellas, aeromonas, salmonellas, algunas especies de vibriones que no causan cólera, virus tipo rotavirus y virus Norfalk.
Las giardias y criptosporidium también son agentes reconocidos. Se adquiere la enfermedad cuando se ingiere alimentos o agua contaminados por lo cual la mejor medida es la prevención: Evitar los siguientes alimentos: los que se elaboran a la temperatura ambiente, salsas, aderezos y otras comidas sin tapar, como las frutas y vegetales con cáscara o no cocidos.
El hielo y las bebidas preparadas con agua del grifo y la leche y sus derivados.
Alimentos de bajo riesgo: alimentos cocinados con altas temperaturas que despidan vapor, por ejemplo sopas.
Frutas y vegetales bien lavados, panes y galletas (alimentos secos). Bebidas embotelladas y carbonatadas.
Su médico internista puede aconsejarle cómo anda “el nivel de peligro” de su destino de viaje, también puede recomendarle tratamientos preventivos de infecciones que arruinan el turismo y la alegría.
No olvidemos proteger los siempre vulnerables niños pequeños, ancianos y enfermos crónicos.