14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Mercado persa en elecciones USA

Tanto Donald Trump como la señora Clinton están actuando como si ya sus respectivas convenciones los hubieran ungidos como los candidatos oficiales de sus partidos.

Tanto Donald Trump como la señora Clinton están actuando como si ya sus respectivas convenciones los hubieran ungidos como los candidatos oficiales de sus partidos. Para Trump, después del retiro de sus contrincantes, el quedar solo en la contienda no ha sido tan placentero, tal como lo anuncié en mi artículo anterior, el millonario neoyorquino enfrentó una batería de ataques de todos los puntos del establishment republicano y de los altos jerarcas de su partido, poniendo distancia entre su candidatura y sus respectivas personas.

Trump se encuentra en el dilema de que mientras su estrategia hasta el día de hoy le ha funcionado y lo ha llevado hasta donde está, le debe su éxito a las masas que han votado por él, a todos aquellos que se sienten identificados con ese discurso, xenófobo, bélico, fanfarrón, ignorante y triunfalista lleno de insultos para las minorías, latinas, afroamericanas, árabes, etc. Su mérito indiscutible es haber sabido interpretar y comunicarse con ese enorme sentimiento de descontento del norteamericano de clase media baja y blanca, que ve en Washington el Leviatán de todos los males.

Trump ha escuchado y analizado, sin lugar a duda, las críticas que se les hacen a los grandes jerarcas del Partido Republicano, que hasta llegan a decir que él no es ni conservador ni mucho menos republicano y pretenden que él rectifique y adopte los grandes criterios de doctrinales de ellos. Pero en la otra mano Trump está muy claro de que su posición se debe a ese voto inconforme, y pareciera no estar dispuesto a traicionar ni a crear la menor duda a lo interior de los que le siguen, de que él es verdadero intérprete de todo ese malestar y frustración que el norteamericano de clase media baja, blanca, carga sobre sus hombros. Como muy bien lo dijo hace pocos días, él tiene “un mandato” dado por los que lo apoyan para correr como un fiero populista extranjero y confiar en sus demostraciones para crear todo un apoyo a través de “el mundo de la boca”.

La señora Clinton, a pesar de sus recientes derrotas en Virginia del Oeste y Arkansas, sabe muy bien que la candidatura la tiene en las manos, los número están a su favor y solo un milagro podría romper esa tendencia. Su tarea por lo tanto es tratar de unificar a su partido. Llegar a un arreglo con el senador Sanders, arreglo que es posible si se incorporan algunas de las propuestas del senador por Vermont en la futura agenda presidencial demócrata. Si eso se diera, cosa que yo lo veo posible, la señora Clinton contaría con tres formidables mosqueteros que irían por delante, abriéndole el paso. En primer lugar el presidente actual, Obama, después su marido el expresidente Clinton, y por último el senador Sanders. Con semejante trío la victoria demócrata es más que posible.

A última hora hay dos noticias que nada favorecen a Trump. La primera es que el Trump Ocean Club, uno de los proyectos inmobiliarios insignia del aspirante presidencial republicano, tiene dos sociedades offshore registradas en Panamá. Tener una sociedad offshore no es nada ilegal, pero su función en una sociedad como la norteamericana es vista como una manera de ocultar el nombre de los dueños que pretenden evadir impuestos y eso sí es grave en Estados Unidos.

La segunda es que hasta el día de hoy el candidato Trump no ha hecho pública sus declaraciones de impuestos. Mientras la señora Clinton se pavonea presentando sus declaraciones, el silencio permanece en el campo del millonario. En la tierra de Washington, de Jefferson y de Whitman, hay un dicho que dice: hay dos cosas inevitables en la vida, una es la muerte y la otra es pagar los impuestos.

Si Trump no enfrenta estos dos problemas con rapidez, no me extrañaría ver movilizarse al Departamento del Tesoro o al de Justicia, abriéndole un caso judicial que dinamitaría toda su campaña.

Ahora aterrizo. Ante este panorama, la pregunta del momento es: ¿Qué pueden esperar el actual gobierno y el pueblo de Nicaragua de estos dos candidatos?

Mi respuesta es muy sencilla: Trump es un comerciante, la señora Clinton es un halcón.

El autor es abogado.

Puede interesarte

COMENTARIOS

  1. jose m. fernandez.
    Hace 8 años

    Yo voy a votar por Trump,de todos modos,pues sus abogados ya se encargando de eso,y ella la Sra. H. Clinton,le debe al pueblo unas cuantas buenas explicaciones mas q’ solo mostrar sus impuestos,aunque ya ella los tenga pagados,y declarados.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí