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Real Estelí

Momento de euforia cuando el Real Estelí recibe el trofeo como campeón del Torneo Clausura y el capitán Elmer Mejía lo tiene en sus brazos. LAPRENSA/ JORGE TORRES

Real Estelí proclamado campeón del Torneo Clausura

La noche en Estelí tuvo dueño. Delgado, ágil y certero. Peleó sin concesiones, alternando la rudeza, el toque, el deleite, mostrando que es un valiente jinete con el balón, un héroe para su ciudad, un villano para su rival.

La noche en Estelí tuvo dueño. Delgado, ágil y certero. Peleó sin concesiones, alternando la rudeza, el toque, el deleite, mostrando que es un valiente jinete con el balón, un héroe para su ciudad, un villano para su rival. Carlos Chavarría fue un todo, se vistió con todos los colores de la fantasía para desplegar un juego completo y llevar a su equipo al campeonato del Torneo Clausura al vencer 1-0 al Walter Ferretti, marcando el único tanto del encuentro.

Frío y calculador, un soberano en tierra ajena. Solo había que darle la pelota para que causara desequilibrio. Aterrizó en el terreno de Jason Casco sin visa y pasaporte y cuando al minuto 9 estuvo cara a cara ante Denis “El Pulpo” Espinoza, alcanzó el pico que conduce al éxtasis: el gol. Hubo un intercambio de papeles en esa jugada que definió el partido. El jovencito terminó siendo el experimentado, sin nerviosismo ni alteraciones, esperó el momento en el cual Espinoza cediera espacio para disparar con la zurda y terminar gritando el gol como Tarzán en la selva.

EL ERROR DE BALLADARES

Estaba claro el error de campeonato del defensor Yader Balladares, en el instante que atacaba su equipo con proyecciones de hacer daño y de repente entregó el pase que volaría la cabeza del Ferretti en la guillotina norteña. El suicidio ocurrió cuando Cristiano Da Lima recibió el obsequio de Balladares y le filtró en contragolpe a Chavarría, sin embargo la jugada es tan exquisita para el deleite del aficionado al futbol, que la maestría empleada tanto por Da Lima como Chavarría, que hace olvidar el error y colocar el gol en una vitrina de recuerdos.

ESTELÍ SE PRECIPITÓ

Después de la anotación de Chavarría hizo que el juego cambiara de concepto. El Walter Ferretti acertadamente se volcó a buscar el empate, el equipo encarcelado en los barrotes de su cobardía tuvo que salir y proponer y vio que era bueno haciéndolo, y siguió, siguió y siguió sin suerte alguna. El Estelí que presumía del control lo perdió y se convirtió la pelota en una papa caliente a los pies de cualquiera.

Mientras Otoniel Olivas se conformaba con un gol, precipitándose a recibir una erupción del oponente por el empate, el técnico José Valladares mandó al campo a Raúl Leguías y Miguel Girón, quienes desestabilizaron a los estelianos, además de las advertencias de Bernardo Laureiro, aunque no tuvieron la claridad necesaria como para lamentar una oportunidad precisa. El Estelí sufrió un poco más de lo normal por la decisión de Otoniel de jugar en la defensa del marcador que los acreditaría más adelante campeones.

CHAVARRÍA INCIDENTE

Todavía solo, abandonado a la víspera de la piedad y de la suerte, Carlos Chavarría en el segundo tiempo tuvo una influencia enorme. Recibir la pelota era un sedativo para su equipo, llegaba imponente al área del Ferretti, propiciaba faltas y disparos que terminaron en el vacío, no obstante se había convertido en el enemigo público número uno del Ferretti, el muchacho jugaba al ataque definiéndose a través del balón, presumiendo su control de juego y piques extendidos.

Anoche todo fue para Chavarría, los aplausos, la gloria y el fulgor de los aficionados.

 

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