Ozzie Guillén había jugado más de 1,800 partidos como shortstop, cuando se le pidió moverse a la segunda base solo por una necesidad temporal.
“Fue horrible. Sentí como que el campo estaba al revés, sobre todo al intentar hacer dobleplays”, explicó con su espontaneidad habitual, el ahora comentarista de ESPN.
Moverse de una posición a la que ya te has habituado, no es tan sencillo como se cree. Se necesitan muchas horas de trabajo, muchas repeticiones.
El pelotero acumula gran cantidad de información que le permite ubicarse, medir el tiro y anticipar situaciones. Algunas veces reacciona mecánicamente.
¿Qué tal resultará Cheslor Cuthbert en segunda? A lo mejor un éxito pero no hay garantías, al menos no, desde una perspectiva histórica.
Matt Carpenter (San Luis), Jim Gartner (Milwaukee) y Rich Dauer (Baltimore) son algunos de los pocos antesalistas que resultaron exitosos en la transición.
“Cheslor tiene un marco físico más grueso que el del típico segunda base”, expone Max Repier, del The Kansas City Star. En segunda se requiere gran flexibilidad y agilidad.
Y considerando que Kansas City tiene estándares defensivos más altos que el promedio, significa que Cheslor tiene mucho por hacer para responder a las expectativas.
A finales de los años ochenta, Bill James, en su libro Baseball Abstract, estableció lo que se conoce como el espectro defensivo y asignó a la segunda base, gran importancia defensiva.
James establece que la primera base, leftfield, rightfield y tercera base, son posiciones para bateadores. Y que centerfield, segunda base, shortstop y receptoría, para defensores.
Cuthbert tiene buena defensa, pero en la segunda, se requiere más alcance que en tercera y habilidad para el pívot y destrezas para tirar en el aire, detalles que se aprenden mediante años de trabajo.
Sin embargo, para garantizarse un espacio en las Grandes Ligas, cualquier movimiento vale la pena. Y eso lo sabe el artillero de Corn Island, cuyo bate ha insinuado potencia.
Ahí mismo en Kansas City, los Royals tienen a Christian Colón (por ahora en AAA) pero las dudas que genera su manopla, han impedido que se le asigne la titularidad.
En el pasado, los Royals tuvieron camareros de buenas manos, pero que no bateaban. Y otros que bateaban, pero no eran seguros con el guante. Así que Omar Infante parecía la solución.
Sin embargo, el bate del venezolano se ha aflojado y en Kansas City comienza a hablarse de candidatos a sustituirlo. Incluso, una parte de la prensa sugiere botar a Infante, a pesar de que está firmado hasta el 2017.
Por ahora lo esencial es que Cheslor batee. Si lo hace, los Royals tendrá que abrirle un espacio.