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Apicultura adaptación

Apicultura debe adaptarse pronto

En medio de los estragos cada vez más evidentes del cambio climático la apicultura no ha podido salir ilesa.

En medio de los estragos cada vez más evidentes del cambio climático la apicultura no ha podido salir ilesa. En los últimos dos años, el incremento de la temperatura y la reducción de las lluvias mermó la población de abejas y el rendimiento promedio de miel de las colmenas, por lo que se prepara para desarrollar medidas de adaptación a las nuevas condiciones climáticas.

A lo inmediato lo más factible es alimentar a las abejas con jarabe de azúcar o implementar la trashumancia. Pero en el mediano y largo plazo es necesario, entre otras cosas, mover el calendario de actividades, reforestar las áreas de trabajo, diversificar la producción y promover el uso de las colmenas para la polinización de cultivos.

El aumento de la temperatura, las sequías prolongadas y las precipitaciones intensas o atípicas alteran los patrones de floración, reducen la cantidad de néctar y polen, y esto a su vez afecta el desarrollo de las colmenas. Además los períodos de humedad favorecen el desarrollo y propagación de enfermedades y plagas.

“Hay una serie de factores que afectan, entre ellos la deforestación y el cambio del uso del suelo, por ejemplo, la ganadería elimina la flor amarilla cuya floración mantiene a las colmenas, también hay una serie de enfermedades… Entonces el apicultor debe convertirse en un buen observador de la floración para saber cuándo se dan estos cambios y así poder actuar”, dice Johan W. van Veen, del Centro de Investigaciones en Apicultura Tropical de la Universidad de Costa Rica.

Adicional a las medidas de adaptación se deben desarrollar prácticas de manejo que favorezcan la salud y el bienestar de los ecosistemas apícolas. “De por sí la apicultura es una actividad que da un servicio ambiental porque las abejas polinizan las especies vegetales de los ambientes y al hacerlo favorecen su reproducción y dispersión”, dice Luis Mondragón, del Centro de Investigación y Posgrados del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) de México.

Apicultura debe adaptarse

PRÁCTICAS AMBIENTALES

Estas prácticas incluyen reforestación con especies nativas, dispersión de semillas de especies nativas que sean beneficiosas para las abejas, procurar no favorecer la introducción de especies que no son de la zona, sino favorecer la biodiversidad endémica de la región.

Mondragón y Johan W. van Veen fueron conferencistas del XIII Congreso Centroamericano de Integración y Actualización Apícola, realizado la semana pasada en Managua.

A consecuencia de la sequía las floraciones que antes se daban entre noviembre y diciembre ahora se dan entre enero y febrero, entonces el apicultor debe estar atento a estos cambios y con base en ellos manejar la colmena.

“Durante la época de escasez de floración se debe proporcionar alimentación con jarabe de azúcar para que la colmena se desarrolle, es decir se reproduzcan, para que la colmena logre tener entre sesenta mil y setenta mil abejas y esté en condiciones de producir miel en cuanto inicien las floraciones”, explica Johan W. van Veen.

Durante los últimos dos años de sequía muchos apicultores dieron jarabe de azúcar, pero según los especialistas, en cantidades muy pequeñas mientras esperaban la floración y cuando esta ocurría la colmena empezaba a crecer.

colmena para web

GARANTIZAR ALIMENTACIÓN

Pero como dicho crecimiento se toma dos meses, cuando estaba lista para producir la floración había concluido y se había instalado la sequía que no permitía nuevas floraciones productivas, ya que por la falta de lluvia muchas plantas producen flores, pero estas carecen de néctar y polen.

Los especialistas reconocen que alimentar a las abejas con jarabe de azúcar eleva el costo de producción, pero garantiza los niveles de producción, que sin esta práctica pueden caer hasta en 66 por ciento. Otra opción es dejar un poco de miel en las colmenas pero, teniendo en cuenta que el valor de la miel es más alto, esto resulta más costoso, por lo que es más rentable sustituirla con jarabe de azúcar.

“Es una inversión que se tiene que hacer porque normalmente una colmena produce unos treinta kilos de miel al año y como consecuencia de la sequía lo que se ha logrado producir en los últimos años es entre diez y 12 kilos por colmena”, dice Johan W. van Veen.

Además, esta inversión evita que al carecer de alimento las colmenas las abejas mueran o abandonen las colmenas en busca de mejores condiciones. Otra opción es llevar las colmenas a zonas menos secas que aunque no sean muy productoras de floración amarilla brindan mejores condiciones para el mantenimiento de las colmenas. Sin embargo, por el costo del transporte, los apicultores deben valorar si les resulta más barato alimentarlas con jarabe o mover sus colmenas.

Apicultura adaptación
SUSTITUIR PRÁCTICAS TRADICIONALES

En el largo plazo los apicultores deben sustituir las prácticas que aprendieron de sus antecesores por las adaptadas a las nuevas condiciones. “Deben construir un nuevo calendario que se adapte a los pronósticos climáticos de cada año para la zona en la que desarrolla su actividad para estar atento y tomar decisiones oportunas en caso de sequía o abundancia de lluvia”, aconseja Johan W. van Veen.

En cuanto a las prácticas en beneficio de los ecosistemas, Mondragón reconoce que difícilmente el apicultor puede incidir en el ambiente donde las abejas trabajan porque es un espacio abierto en el que las abejas recorren hasta cuatro mil hectáreas alrededor del apiario.

Sin embargo, estas prácticas permitirían valorar mejor aquellas mieles que provengan de ambientes sanos. “Esto permitiría diferenciar las mieles de acuerdo a sus propiedades botánicas, saber que una miel proviene de una reserva porque cumple con ciertos requisitos y tienen ciertas propiedades y obtener precios diferenciados”, detalla Mondragón.

Se impulsa también la reproducción de abejas nativas (meliponas) de América. La mayoría de la que se explota actualmente fue introducida por los europeos. “Aunque esto también podría ser motivo para un mejor precio, la idea es hacer más competitiva la miel de la región en los nichos de mercado, ya que una mejor calidad permite mejorar el posicionamiento del producto”, sostiene Mondragón.

El especialista mexicano considera que estas prácticas son aplicables en Nicaragua y el resto de Centroamérica, pero lo fundamental es que los productores entiendan la importancia de la diferenciación de su miel y que se cree en el país la infraestructura necesaria (laboratorios) para determinar estas cualidades adicionales.

Efectos y proyecciones

En Nicaragua existían unas 36,000 colmenas hasta antes de la sequía de los últimos dos años, la que trajo la desaparición de al menos tres mil, “porque las abejas migran en busca de alimentos o mueren por falta de alimentos”, dice Fabricio Mendoza, de la Comisión Nacional Apícola de Nicaragua.

Además, la producción de miel que rondaba entre novecientas y mil doscientas toneladas anuales se ha reducido a unas cuatrocientas toneladas.

Sin embargo, el sector confía en que los pronósticos climáticos acierten y este sea un buen invierno, la gente ya está invirtiendo en insumos para reproducir sus colonias. “Como gracias a los programas de cooperación se han desarrollado varios programas el apicultor tiene la tecnología, la experiencia y el conocimiento básico para que recupere rápidamente las colmenas perdidas”.

“Cuando comienza a llover y las colonias están fuertes, estas se dividen en dos, luego se invierte en el material y así las colmenas se duplican”, explica Mendoza.

Anteriormente la cosecha de miel se realizaba entre noviembre y abril, el resto del año únicamente se da manejo y reproducción de las colmenas.

Apicultura

Innovar es la clave

Para Claudia Ávalos, de Mieles Joya de Cerén, de El Salvador, el cambio climático obliga a los apicultores a apostar por la innovación y la diversificación y tomar acciones sobre las oportunidades que presenta el mercado. “Por ejemplo utilizar la tecnología a nuestro favor. Por ejemplo, unas cooperativas que antes hacían un laminado de cera manual tomaron el riesgo de invertir para comprar una máquina que hace ese trabajo y ahora son proveedores de cera a nivel de país. Además, los productos de la colmena se prestan a hacer lindas mezclas, entre ellos para presentarlos al mercado, como miel con polen, porque hay que aprovechar la ola de consumo de productos naturales”.

US$140 es el costo actual de instalación de cada colmena y cerca de un dólar el costo de producción por cada kilo de miel.
Fabricio Mendoza, de la Comisión Nacional Apícola de Nicaragua.

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